CAPITULO OCHO
(Tomado del libro “Señor,
¿Qué debería hacer?”)
Por
Fred R. Coulter
www.iglesiadedioscristianaybiblica.org
Cada cristiano debe estar preparado para
defender la Verdad
¿Cuál es nuestro deber cristiano delante de Dios cuando
escuchamos falsas doctrinas siendo predicadas? ¿Debemos someternos a los
líderes de la iglesia aun cuando estén promoviendo falsas doctrinas que niegan
a Dios el Padre y a Jesucristo? ¿Deberíamos permanecer en silencio mientras
ministros y hermanos están siendo arrastrados a oscuridad espiritual y
apostasía? ¿Qué hicieron los hermanos en el primer siglo cuando las iglesias de
Dios fueron asaltadas por las maniobras satánicas de engaño y apostasía?
El apóstol Judas escribió a los cristianos fieles
de su tiempo y les proclamó que debían combatir las fuerzas malignas de
apostasía. Judas dirigió su epístola a los “llamados santos”—todos quienes fueron llamados por Dios el Padre
para recibir salvación a través de Jesucristo. Su carta advierte de una
conspiración sutil por falsos maestros obrando dentro de las iglesias en un
intento de pervertir las verdaderas doctrinas de Jesucristo. Judas amonesta a
cada cristiano a defender las verdaderas doctrinas de Dios las cuáles fueron
traídas por Jesucristo y enseñadas por Sus verdaderos apóstoles.
La carta de Judas contiene palabras de consejo
enfáticas y fuertes a los cristianos sobre que hacer para vencer asaltos
espirituales por falsos maestros con sus doctrinas seductoras. Judas declara
que estos falsos maestros no son guiados por el Espíritu de Dios sino motivados
por poderes síquicos o satánicos (versículo 19). Nos exhorta a ayudar a
nuestros hermanos que están siendo atrapados en el engaño y apostasía de Satanás
(versículos 22-23). Las palabras de Judas claramente muestran que los
cristianos tienen una responsabilidad personal de asistir a sus hermanos para
salvarlos de destrucción espiritual. Aquí está la traducción del texto griego
de la epístola de Judas por parte del autor.
La Epístola de Judas
1. Judas, un siervo de Jesucristo y hermano de Santiago, a
los llamados santos, santificados por Dios el Padre y guardados
en Jesucristo:
2. Misericordia y paz y amor sean multiplicadas a ustedes.
3. Amados, cuando estaba personalmente ejerciendo
toda mi diligencia para escribirles concerniente a la común salvación,
fui impulsado a escribirles, exhortándolos a pelear fervientemente por la fe,
la cual una vez por todo tiempo ha sido entregada a los santos.
4. Porque ciertos hombres se han deslizado sigilosamente,
aquellos de quienes hace tiempo ha sido escrito, condenándolos a este juicio. Ellos
son hombres impíos, quienes están pervirtiendo la gracia de nuestro Dios, convirtiéndola
en libertinaje, y están personalmente negando al único Señor Dios y a nuestro
Señor Jesucristo.
5. Pero yo mismo quiero recordarles, aunque ustedes una vez
entendieron esto, que el Señor, después de salvar un pueblo fuera de la
tierra de Egipto, la segunda vez destruyó a aquellos que no creyeron.
6. Y los ángeles que no guardaron su propio dominio
original, sino desertaron su habitación, El está reteniéndolos en cadenas
eternas bajo oscuridad hasta el juicio del gran día.
7. Exactamente como Sodoma y Gomorra—y las ciudades rodeándolas,
en la misma manera como ellas—habiéndose dado así mismas a libertinajes
sexuales, y habiendo ido tras carne diferente… [bestialismo sexual]…, están ellas mismas exhibidas como un ejemplo perpetuo
de sufrir el castigo del fuego eterno,
8. En la misma forma también, estos soñadores de sueños
inmundos están profanando la carne, y están declarando como inválido
el señorío de Dios, y están blasfemando los poderes
divinos.
9. Pero Miguel el arcángel, cuando estaba personalmente
teniendo problema con el diablo, disputando acerca del cuerpo de Moisés, no
presumió para pronunciar un juicio de maldición contra él, sino dijo, “¡El
Señor Mismo te reprenda!”
10. En cuanto a estos, cualquier cosa que no
entienden, blasfeman; pero cualquier cosa que entienden por instinto, como
brutas bestias irracionales, están corrompiéndose así mismos en estas cosas.
11. ¡Ay de ellos! Porque han caminado en el camino de Caín;
y por ganancia, se han abandonado totalmente así mismos al engaño de Balaam, y
han muerto en la rebelión de Coré.
12. Estos son manchas subversivas en sus fiestas de amor,
festejando en persona junto con ustedes; sin miedo están alimentándose
así mismos. Son nubes sin agua, siendo llevadas por los vientos; árboles
de otoño tardío, sin ningún fruto, desarraigados, dos veces muertos;
13. Olas furiosas del mar, lanzando como espuma su propia
vergüenza; estrellas errantes, para quienes ha sido reservada ¡la mas negra
oscuridad para siempre!
14. Y Enoc, el séptimo desde Adán, también profetizó
de estos, proclamando, “He aquí, el Señor viene con diez mil de Sus
santos
15. Para ejecutar juicio contra todos, y condenar a
todos quienes son impíos de todas sus obras de impiedad que han cometido
impíamente, y de todas las duras cosas que pecadores impíos han hablado
contra Él.”
16. Estos son quejumbrosos y criticones, que están
caminando tras sus propias lujurias personales, mientras sus bocas están
hablando grandes palabras infladas, halagando personas por el amor de la
ventaja.
17. Pero ustedes, amados, recuerden las palabras que fueron
habladas antes por los apóstoles de nuestro Señor Jesucristo;
18. Porque ellos les dijeron que en los últimos
tiempos habrían burladores, que estarían egoístamente caminado de acuerdo a sus
propias lujurias impías.
19. Estos son aquellos que causan división; son
síquicos, no teniendo el Espíritu de Dios.
20. Pero ustedes, amados, estén edificándose así
mismos en su fe mas santa, orando en el Espíritu Santo,
21. Para que se guarden así mismos en el
amor de Dios mientras están personalmente esperando la misericordia de
nuestro Señor Jesucristo hacia vida eterna.
22. Entonces por un lado, muestren misericordia a aquellos
individuos que están dudando;
23. Pero por otro lado, protejan a otros con temor,
arrebatándolos del fuego, odiando aun el vestido que ha sido profanado
por la carne.
24. Entonces para El Quien es capaz de guardarlos de caer, y
traerlos a la presencia de Su propia gloria, sin culpa en gozo excesivo,
25. Al único Dios sabio nuestro Salvador, sea la
gloria y grandeza, el poder y autoridad, aun ahora, y en todos los
siglos de la eternidad. Amen.
Debemos escoger individualmente permanecer en la Verdad
Las palabras inspiradas de Judas revelan que somos
individualmente responsables como cristianos para mostrar a nuestros hermanos
que están siendo engañados por falsos maestros que sus “maravillosas
doctrinas nuevas” son contrarias a las Escrituras. Debemos rogar a nuestros
hermanos volverse de su error y arrepentirse, tal como Judas nos instruye en
los versos 22-25. Porque no es posible arrepentirse mientras se continúa
teniendo compañerismo con una iglesia apostata, debemos animarlos a retirarse
ellos mismos y confiar en Dios en fe.
Aquellos que verdaderamente desean caminar en la
luz de la Palabra de Dios no pueden tener compañerismo con aquellos que están
siendo segados por oscuridad espirituales. ¡Dios ordena a Su pueblo separarse
ellos mismos de las mentiras seductoras y prácticas pecaminosas de Babilonia la
Grande! En el libro de Apocalipsis leemos, “Sal de ella, Mi pueblo, para que no tengas parte en sus
pecados, y no recibas de sus plagas, porque sus pecados han llegado tan lejos
como el cielo, y Dios ha recordado sus iniquidades. Háganle a ella como ella
les ha hecho a ustedes; y denle el doble, incluso de acuerdo a sus
obras. En la copa que ella mezcló, devuélvanle el doble.” (Apocalipsis
18:4-6).
Los verdaderos cristianos son ordenados a salir de Babilonia
la Grande, la madre de mitos seductores, fornicación espiritual y las
abominaciones del mundo. Aquellos que adoran a Dios en Espíritu y en Verdad no
pueden tener nada que ver con las doctrinas engañosas de Babilonia la Grande,
la alimentadora de todas las mentiras satánicas. Los verdaderos creyentes no
pueden tener compañerismo con aquellos que enseñan tales mitos. Si los
recibimos, somos partícipes de sus frutos malos y no podemos permanecer en la
gracia de Dios el Padre. Si aceptamos y practicamos las doctrinas impías de la
madre adultera y sus hijas rameras, recibiremos sus plagas de castigos de las
manos de Dios. Perderemos el regalo de la vida eterna que Dios ha prometido a
todos quienes que son fieles a Él.
Dios lo ha hecho Su responsabilidad traernos a la
salvación a través de Jesucristo, para darnos Su Espíritu, darnos Su
entendimiento, llenarnos con Su amor, si tenemos hambre y sed de esto. Pero
Dios no interviene personalmente para guardarnos de estar expuestos a las
falsas doctrinas. Sino, Él nos ha dado la Verdad de Su Palabra para que podamos
reconocer las falsas doctrinas y rechazarlas. Él ha provisto el “Espíritu de
Verdad”
para dirigirnos, guiarnos y enseñarnos la verdad de todas las cosas
pertenecientes a la vida eterna a través de Jesucristo. No seremos engañados
por falsas doctrinas si estamos estudiando seriamente y buscando la Verdad de
la Palabra de Dios con la ayuda del Espíritu Santo de Dios. Aunque no
entendemos todas las cosas perfectamente, estaremos creciendo en la gracia y
conocimiento de nuestro Señor Jesucristo.
Dios nos ha dado la libertad de escoger vida o
muerte, bien o el mal. Ya que Él nos ha dado libre albedrío, Dios no nos
detendrá que tomar nuestras propias elecciones. Si escogemos pecar, esa es
nuestra elección. Si los ministros de más alto rango en una iglesia de Dios
escogen pecar, Dios les permite hacerlo así. Dios no corregirá personalmente
los líderes de la iglesia si ellos escogen apartarse de la Verdad. Dios no
prevendrá la corrupción desde adentro de una organización de iglesia si sus
líderes escogen abrazar falsas doctrinas y practicar costumbres paganas. Si no
hay deseo de amar a Dios y Su Verdad, y de guardar Sus mandamientos, entonces
Dios dejará a aquellos líderes, y a todos quienes escojan seguirlos, caer en el
hueco de oscuridad espiritual, porque ellos lo han abandonado. Ese es el juicio
de Dios.
Como cristianos individuales, necesitamos tomar
acción a las amonestaciones y advertencias de nuestro Señor Jesucristo y Sus
verdaderos apóstoles. Necesitamos estar encallados y edificados en la Palabra
de Dios para resistir las influencias corruptas de falsas doctrinas. Es nuestra
responsabilidad cristiana individual estudiar diligentemente la Palabra de Dios
para discernir Verdad del error, para que no seamos engañados en aceptar falsas
doctrinas.
Pablo amonestó a los hermanos Hebreos porque ellos
estaban flojos y negligentes en su responsabilidad cristiana personal. Estos
cristianos estaban espiritualmente inmaduros en su entendimiento porque no se
habían diligentemente encallados así mismos en la Palabra de Dios. Pablo
declaró, “Porque
verdaderamente, por este tiempo ustedes debían ser maestros, pero en lugar
de esto necesitan tener a alguien que les enseñe otra vez que son
los principios iniciales de los oráculos de Dios, y han llegado a ser aquellos
en necesidad de leche, y no de comida sólida. Porque todo el que esta
participando de leche es inepto en la palabra de justicia porque
es un infante. Pero la comida sólida es para aquellos que están
complemente crecidos… [maduro
espiritualmente]…, quienes a través de repetida practica han tenido
sus sentidos entrenados para discernir entre bien y mal.” (Hebreos 5:12-14).
Es el propósito de Dios traernos a madurez
espiritual, conformándonos totalmente al carácter perfecto de Jesucristo, para
qué también podamos ser nacidos dentro de Su familia divina y ser Sus hijos
para siempre. Pero no podemos llegar a ser espiritualmente maduros si
continuamos alimentándonos solamente de la “leche” de la Palabra de Dios. Debemos seriamente buscar
entender la Verdad completa de Su Palabra—toda palabra de Dios—para poder crecer espiritualmente. Entonces seremos
capaces de discernir entre el bien y el mal, y no seremos engañados por
argumentos astutos y razonamientos sutiles de falsos maestros. Seremos capaces
de reconocer sus falsas doctrinas y refutarlas. Si amamos a Dios y Su Verdad,
retiraremos el compañerismo de aquellos que están enseñando y aceptando falsas
doctrinas bajo el disfraz de “nuevo entendimiento.” Sabremos que estos cambios doctrinales no están
siendo inspirados por Dios.
El compañerismo del verdadero cristiano es con Dios el Padre y
Jesucristo
¡En todo el conflicto y confusión sobre los cambios
doctrinales en las iglesias de Dios, Dios está obrando Su propósito! Dios el
Padre y Jesucristo nunca abandonarán a aquellos que aman la Verdad. Dios el
Padre nos traerá a madurez espiritual si somos fieles a Su Palabra. Jesucristo
no nos abandonará si escogemos dejar una organización apóstata para que podamos
aferrarnos a Sus enseñanzas y guardar Sus mandamientos. Recuerde este
testimonio: ES MEJOR VIVIR LA VERDAD SOLO, QUE VIVIR UNA MENTIRA EN
COMPAÑERISMO CON OTROS.
El compañerismo del verdadero cristiano empieza con
la comunión personal con Dios el Padre y Jesucristo a través del poder del
Espíritu Santo de Dios. El apóstol Juan escribió, “Eso que hemos visto y
hemos oído estamos reportándoles para que también puedan tener compañerismo con
nosotros; porque el compañerismo—ciertamente, nuestro compañerismo—esta
con el Padre y con Su propio Hijo, Jesucristo.” (I Juan 1:3).
Debemos “adorar a Dios en Espíritu y en Verdad” porque Dios es
Espíritu. Este verdadero compañerismo espiritual no es un evento de una vez a
la semana sino una relación constante mientras buscamos vivir diariamente por
cada palabra de Dios. Jesús dijo, “… ‘Esta escrito, “El hombre no
vivirá por pan solamente, sino por cada palabra que procede fuera de la
boca de Dios.” ’ ” (Mateo 4:4).
El compañerismo con Dios el Padre y Jesucristo no
puede ser otorgado por ninguna organización de iglesia. Este compañerismo a
través del Espíritu Santo es un regalo directo de Dios para cada cristiano verdadero.
Está basado en el pacto personal con Dios en el que cada verdadero creyente
entra en el bautismo.
Esta relación espiritual con Dios transciende
cualquier pacto terrenal. No es una unión carnalmente temporal, como el pacto
de matrimonio, sino una unión eterna espiritual en la cual nuestros corazones y
mentes llegan a ser uno con Dios el Padre y Jesús a través del poder del
Espíritu Santo. Este compañerismo espiritual íntimo con Dios es Su regalo para
cada cristiano, pero es nuestra responsabilidad mantenernos en ese compañerismo
al continuar caminando en la luz de Su Palabra. Entonces estamos verdaderamente
en unión espiritual con Dios el Padre y Jesucristo.
Esta relación espiritual personal en la cual cada
cristiano está individualmente unido a Dios el Padre y Jesucristo es llamado el
Nuevo Pacto. Este es renovado individualmente cada año en la Pascua del Nuevo
Testamento cuando cada creyente participa de los símbolos del cuerpo y sangre
de Jesucristo. Jesús dijo, “… “Verdaderamente, verdaderamente les digo, a menos que
coman la carne del Hijo de hombre, y beban Su sangre, no tienen vida en si
mismos. Aquel que come Mi carne y bebe Mi sangre tiene vida eterna, y Yo lo
levantaré en el ultimo día. Porque Mi carne es verdadera comida, y Mi sangre es
verdadera bebida. Aquel que come Mi carne y bebe Mi sangre esta viviendo en Mi,
y Yo en él. Como el Padre vivo Me ha enviado, y Yo vivo por el Padre; así
también aquel que Me come vivirá por Mí.”
(Juan 6:53-57).
La ceremonia de la Pascua es la renovación del
pacto eterno entre cada cristiano y Jesucristo y Dios el Padre. Esta relación
del pacto, la cuál es la base para nuestro compañerismo, es hecha posible a
través del amor de Dios el Padre por nosotros. “Porque Dios amó tanto al mundo, que dio Su único Hijo
engendrado, para que todo el que crea en El no pueda morir, sino pueda tener
vida eterna.” (Juan 3:16).
¡La plenitud del amor de Dios es expresada en el
sacrificio de Su único Hijo engendrado, quien voluntariamente se entregó el
mismo por nosotros! Jesucristo mismo, en la noche anterior a Su crucifixión,
dejó absolutamente claro que el Padre nos ama. Jesús declaró, “En ese día, ustedes
pedirán en Mi nombre; y no les digo que rogaré al Padre por ustedes, Porque
el Padre mismo los ama, porque ustedes Me han amado, y han creído que salí de
Dios. Yo salí del Padre y he venido al mundo; otra vez, estoy dejando el
mundo y voy al Padre.’ ” (Juan 16:26-28).
¡Dios el Padre envió a Jesucristo para ser nuestro
Salvador porqué Él nos ama! Dios el Padre personalmente nos ha invitado para
recibir salvación a través de Su Hijo. Jesús dijo, “Nadie puede venir a Mí a menos que el Padre, Quien Me envió, lo
llame…” (Juan 6:44). ¡Piense en esto! ¡Dios el Padre, el Ser más grande en
el universo, nos ha llamado personalmente para heredar vida eterna como Sus
hijos! ¡Él mismo nos ha engendrado con las arras de vida eterna
por Su Espíritu Santo! El apóstol Pablo escribió, “… en Quien también,
después de creer, fueron sellados con el Espíritu Santo de la
promesa, el cual es las arras de nuestra herencia…” (Efesios 1:13-14).
El apóstol Juan expuso esta verdad en su primera
epístola: “En
esta manera el amor de Dios fue manifestado hacia nosotros: que Dios
envió Su único Hijo engendrado al mundo, para que pudiéramos vivir a través de
El. En este acto esta EL AMOR—no que nosotros amamos a Dios; sino, que
El nos amó y envió a Su Hijo para ser la propiciación por nuestros
pecados. Amados, si Dios nos amo tanto, nosotros también estamos obligados a
amarnos unos a otros… Y hemos conocido y hemos creído el amor que Dios tiene
hacia nosotros. Dios es amor, y aquel que vive en amor esta viviendo en Dios, y
Dios en el. Por esta relación espiritual, el amor de Dios es
perfeccionado dentro de nosotros, para que podamos tener confianza en el día de
juicio porque incluso como El es, así también somos nosotros en este mundo. No
hay temor en el amor de Dios; sino, el perfecto amor hecha fuera el
temor porque el temor tiene tormento. Y aquel que teme no ha sido perfeccionado
en el amor de Dios. Nosotros Lo amamos porque El nos amó primero.” (I Juan
4:9-11;16-19).
Si continuamos en ese compañerismo verdadero con
Dios el Padre y Jesucristo, necesitamos no temer. Dios no nos abandonará
mientras permanezcamos fieles a Su Verdad. Si defendemos la Verdad, quizás
tendremos que permanecer solos por un tiempo, pero siempre tendremos
compañerismo con el Padre y Jesucristo. Dios nos ama y estará con nosotros.
Cuando unos pocos hermanos son capaces de tener compañerismo y estudiar la
Palabra de Dios juntos, Dios estará con ellos. Jesucristo ha dado Su promesa
que donde estén dos o tres reunidos en Su nombre, ahí estará Él en medio de
ellos (Mateo 18:20).
¿Seremos contados entre los fieles?
En el tiempo presente Dios está juzgando Sus
iglesias y separando las ovejas de los carneros. Esta separación debe tomar
lugar para preservar la Verdad entre aquellos que aman a Dios y escogen
permanecer fieles a Su Palabra.
Cada verdadero cristiano está siendo probado para
ver si verdaderamente ama a Dios el Padre y Jesucristo. Jesús dijo, “Quien tiene Mis
mandamientos, y los está guardando, ese es quien Me ama; y quien Me ama será
amado por Mi Padre, y Yo lo amaré, y Me
manifestaré Yo mismo a él..... Si alguno me
ama, guardará Mi palabra; y Mi Padre le
amará, y Nosotros vendremos a él, y haremos Nuestra morada con él. Quien no Me ama, no
guarda Mis palabras; y la palabra que
ustedes escuchan no es Mía, sino del Padre, Quien Me envió.” (Juan 14:21, 23-24).
Jesucristo nos ha dado las verdaderas doctrinas de
Dios. Si Lo amamos, permaneceremos firmes en Sus enseñanzas, sabiendo que
estamos edificando sobre el único fundamento seguro. Pablo muestra que solo
podemos recibir el don de vida eterna edificando sobre el fundamento
establecido por Jesucristo. “Porque nadie es capaz de colocar ningún otro fundamento
además de ese que ha sido colocado, el cual es Jesucristo. Entonces si cualquiera
edifica sobre este fundamento oro, plata, piedras preciosas, madera, heno o
rastrojo, La
obra de cada uno será manifestada; porque el día de prueba la
declarará, porque será revelada por fuego; y el fuego probará que clase de obra
es la de cada uno. Si la obra que cualquiera ha edificado perdura, recibirá una
recompensa. Si
la obra de cualquiera es quemada, sufrirá perdida; pero el mismo será salvo,
sin embargo a través de fuego” (I Corintios
3:11-15).
Las palabras inspiradas de Pablo revelan que
estamos siendo juzgados individualmente como cristianos de acuerdo a las obras
que estamos edificando ahora sobre el fundamento de Jesucristo. Dios no nos
dará una recompensa eterna si no estamos edificando verdaderas obras de
justicia que resistirán las feroces pruebas que Él permite que vengan sobre
nosotros para probarnos.
El apóstol Pedro escribió sobre estas pruebas, “Amados, no estén sorprendidos
en la prueba feroz entre ustedes la cual esta teniendo lugar para
probarlos, como si alguna cosa extraña estuviera pasándoles. Pero al
grado que ustedes tienen una parte en los sufrimientos de Cristo, alégrense;
para que, en la revelación de Su gloria, ustedes puedan también alegrarse
excesivamente. Si son insultados por el nombre de Cristo, son
benditos porque el Espíritu de gloria y el Espíritu de Dios esta
descansando sobre ustedes; por parte de ellos El es blasfemando, pero por parte
de ustedes El es glorificado. Ciertamente, ninguno de ustedes sufra como un
asesino, o un ladrón, o un malhechor, o como un señoreador entrometido en las
vidas de otras personas. Con todo si cualquiera esta sufriendo como
cristiano, no debería estar avergonzado; sino glorifique a Dios por causa de
esto, porque el tiempo ha venido para comenzar el juicio con la
familia de Dios; y si primero comienza con nosotros, ¿cual será
el fin de aquellos que no obedecen el evangelio de Dios? Y si los justos son
salvos con mucha dificultad, ¿que vendrá a ser del impío y el pecador?
Por esta razón también, aquellos que sufran de acuerdo a la voluntad de Dios
comprometan sus almas en hacer el bien, como para un Creador fiel.” (I Pedro 4:12-19).
Pedro nos dice que no estemos desanimados o
descorazonados por estas pruebas feroces. No debemos dejar que nada nos aparte
de seguir a Jesucristo. Si sufrimos porque escogemos permanecer fieles a Sus
enseñanzas, seremos ricamente recompensados a Su venida. ¡Alégrese en esta
promesa!
Pedro nos recuerda que Jesucristo mismo sufrió
porque fue obediente a la Verdad, y que nosotros también deberíamos estar
deseosos de padecer persecución. Si somos verdaderos cristianos, seguiremos el
ejemplo de nuestro Señor y Maestro. “Porque esto es aceptable: si, por amor de consciencia
hacia Dios, cualquiera soporta dolores, sufriendo injustamente. ¿Por qué que elogio hay
si, desobedeciendo y siendo golpeados, lo soportan? Pero si mientras
hacen bien soportan sufrimiento, esto es aceptable con Dios; Porque para esto fueron
llamados porque Cristo también sufrió por nosotros, dejándonos un ejemplo, que
deberían seguir en Sus pasos” (I Pedro
2:19-21).
¿Está usted deseoso de seguir el ejemplo de
Jesucristo permaneciendo fiel a la Verdad de Dios, aun si esto trae persecución
de sus más cercanos amigos y miembros de su propia familia? ¿Está usted deseoso
de aferrarse a las verdaderas enseñanzas de Jesucristo aun si debe dejar el
compañerismo con sus hermanos de la iglesia local que están dejando la Verdad?
¿Es su membresía en una organización de iglesia más importante para usted que
adorar a Dios el Padre en Espíritu y Verdad?
¡Dios está probando a cada verdadero cristiano para
ver si cada uno verdaderamente lo ama más que a cualquier otra persona o
cualquier otra cosa en su vida! ¡Cada uno de nosotros debe hacer la elección!
Dios nos dará la fuerza y nos ayudará a través de cualquier prueba que podamos
experimentar, si escogemos permanecer fieles a Él y a Su Palabra.
Que requiere Dios de Sus ministros
Dios también está probando a cada ministro para
determinar quién verdaderamente lo ama a El y a Su Palabra. Dios está separando
entre aquellos ministros que predican fielmente Su Palabra en verdad y amor, y
aquellos que son asalariados buscando posición y poder.
Cada ministro de Jesucristo necesita examinar su
propio corazón y mente para honestamente evaluar sus propios motivos personales
por estar en el ministerio. Este es el auto-examen por el que el apóstol Pedro
tuvo que someterse. Cada ministro debería aplicar esta prueba Bíblica a sí
mismo y a sus propias circunstancias, y preguntarse las mismas preguntas que
Jesús le preguntó al apóstol Pedro: “Por tanto, cuando habían terminado de comer, Jesús le dijo
a Simon Pedro, ‘Simon, hijo de Jonás, ¿Me amas… [ágape, significa amor divino]… mas que a estos… [los otros apóstoles y discípulos]…?’ Y él le dijo, ‘Si,
Señor. Sabes que Te amo… [filoo, significa
un profundo amor personal]….’ El le dijo, ‘alimenta Mis corderos.’ El le dijo de
nuevo una segunda vez, ‘Simon, hijo de Jonás, ¿Me amas… [ágape, significa amor divino]…?’ Y él le dijo, ‘Si,
Señor. Sabes que Te amo… [filoo, significa
profundo amor personal]….’ El le dijo, ‘Pastorea Mis ovejas.’ El le dijo la
tercera vez, ‘Simon, hijo de Jonás, ¿Me amas… [filoo, significa profundo amor personal]…?’ Pedro estaba afligido
porque El le dijo la tercera vez, ‘¿Me amas… [filoo, significa profundo amor personal]…?’ Y él le dijo, ‘Señor,
Tu sabes todas las cosas. Sabes que Te amo… [filoo, significa profundo amor personal]….’ Jesús le dijo, ‘alimenta
Mis ovejas.” (Juan 21:15-17)
A cada ministro que tiene el Espíritu de Dios le ha
sido dado esta comisión, exactamente como Jesús le encargó a Pedro. Cada
ministro necesita saber que la misma razón de su llamado es alimentar las ovejas
de Dios—¡los hermanos de Jesucristo! ¡Si cualquier hombre es un ministro por
otras razones, su ministerio será vano y vacío!
Cada ministro de Jesucristo será juzgado según sus
obras. Si él está predicando fielmente la Verdad de Dios, recibirá una recompensa
eterna. Si él esta comprometiendo la Verdad para proteger su posición,
prestigio, salario o pensión, tendrá que rendirle cuenta a Jesucristo.
Aquellos ministros que verdaderamente aman a
Jesucristo continuarán fielmente predicando la Verdad de Dios aun en el riesgo
de pérdida personal y privación. Ellos seguirán el ejemplo del apóstol Pablo,
quien fielmente enseñó el verdadero Evangelio de Jesucristo porque valoró el
bienestar espiritual de sus hermanos más que su propia vida física. Pablo soportó
gran persecución y difíciles condiciones para impartir a sus hermanos la Verdad
de Dios que lleva a vida eterna. Aquí están las sentidas palabras de Pablo a
los hermanos de Corintios: “Porque aquellos de nosotros… [los ministros]… que estamos viviendo somos siempre… [continuamente]… entregados a muerte por amor de Jesús, para que la vida de
Jesús pueda ser también manifestada en nuestra carne mortal. Así entonces, de
un lado, la muerte esta trabajando en nosotros… [ministros]…; y de otro lado, la vida esta trabajando en
ustedes… [hermanos].… Porque todas las cosas son por el bien de ustedes, para que la abundante gracia pueda hacer rebosar el
agradecimiento de muchos hacia la gloria de Dios. Por esta razón, no nos
desanimamos; sino que si nuestro hombre exterior esta siendo traído a
decadencia, aun así el hombre interior esta siendo renovado día a día.
Porque la ligereza momentánea de nuestra tribulación esta trabajando por
nosotros una inmensurablemente mas grande y eterna plenitud de gloria;
mientras consideramos no las cosas que son vistas, sino las cosas que
no son vistas. Porque las cosas que son vistas son
temporales; pero las cosas que no son vistas son eternas.” (II Corintios 4:11-12, 15-18).
El apóstol Pablo fue fiel al encargo que recibió de
Jesucristo. Como un verdadero ministro de Dios, él alimentó el rebaño con las
puras doctrinas de la Palabra de Dios. ¡Su recompensa es segura! ¡Pablo
heredará vida eterna con gloria y poder en el Reino de Dios, sirviendo al Padre
y a Jesucristo en amor eterno! Esta es la recompensa que Dios le ofrece a cada
ministro que fielmente predica la pura Verdad de Su Palabra, mas allá de una
organización corporativa o afiliación de iglesia.
Los cristianos que comprometen la verdad
deben arrepentirse individualmente
Cuando los líderes de alto rango en las iglesias de
Dios organizadas se alejan de las verdaderas doctrinas de Jesucristo y empiezan
a abrazar falsas doctrinas, los ministros y los miembros en esas iglesias están
bajo poderosa presión para someterse. Muchos de estos ministros y miembros han
sucumbido a la presión, temiendo las consecuencias de ir en contra de la
avalancha de cambios doctrinales. Algunos son engañados a creer que perderán la
salvación si se oponen a aquéllos en autoridad. Otros tienen miedo de ser
vistos como “herejes” por hermanos que
han conocido por años. Muchos están comprometiendo la verdad simplemente porque han llevado largas amistades
con otros miembros de la iglesia que no desean dejar.
¡Si usted ha estado comprometiendo la Verdad de
Dios para permanecer en buena posición como ministro o miembro de una iglesia
organizada, ¡usted está en gran peligro espiritual! La Palabra de Dios
claramente muestra que un cristiano que sabiendo, perdona pecado y error, está
profanando su conciencia. Una conciencia profanada crecerá eventualmente
callosa e indiferente al poder condenatorio del Espíritu Santo.
El apóstol Pablo describe el resultado final de
rendirse a la presión de falsas doctrinas: “Ahora en Espíritu nos dice explícitamente que en los
últimos tiempos algunos apostatarán de la fe, y seguirán espíritus
engañadores y doctrinas de demonios; hablando mentiras en
hipocresía, sus conciencias habiendo sido cauterizadas con un hierro
caliente” (I Timoteo 4:1-2).
Cada cristiano que ha estado comprometiendo la
verdad a sabiendas, rindiéndose a falsas doctrinas, está en peligro de
terminar en esta condición espiritual no regenerable. Es la condonación
continua y aceptación del pecado y error la que lleva a la pérdida de la
salvación. Oponerse a falsas doctrinas—aún cuando son promovidas por las autoridades en la
iglesia—nunca hará que un cristiano pierda su salvación.
Todos los cristianos que han estado comprometiendo
la Verdad al aceptar falsas doctrinas necesitan arrepentirse y regresar a Dios
y a Su gracia y amor. Dios el Padre limpiará a todo el que verdaderamente se
arrepiente con humildes suplicaciones. Cada uno debe volver a Dios
individualmente con todo su corazón. Solo entonces puede él ser restaurado en
amor y fe a Dios el Padre y crecer en la gracia y conocimiento de nuestro Señor
Jesucristo.
Aquellos cristianos que han estado comprometiendo
la verdad, están poniendo en peligro su salvación si esperan un movimiento
general hacia arrepentimiento entre las iglesias de Dios. ¡Es un grave error
esperar nuestro arrepentimiento personal cuando el Espíritu Santo nos condena
de pecado y error en nuestras vidas!
David, un hombre conforme al corazón de Dios, fue inmediato y sincero
en su arrepentimiento cuando el Espíritu de Dios lo condenó de pecado. Cuando
David había pecado grandemente contra Dios, esta fue su oración de
arrepentimiento: “Dije, “SEÑOR, se
misericordioso a mi; sana mi alma, porque he pecado contra Ti.’ ” (Salmo
41:4). Nuevamente, cuando arrepentido de su adulterio con Betsabé
y el asesinato de su esposo Urías, David le pidió a Dios, “Ten misericordia de mi, Oh Dios, de acuerdo a Tu bondad; de
acuerdo a la multitud de Tus tiernas misericordias, borra mis transgresiones.
Lávame totalmente de mi iniquidad, y límpiame de mi pecado, porque reconozco
mis transgresiones, y mí pecado esta siempre delante de mí. Contra Ti, contra
Ti solamente, he pecado, y he hecho mal a Tu vista, para que pudieras
ser justificado cuando hablas y ser claro cuando juzgas. He aquí, fui dado a
luz en iniquidad, y en pecado mi madre me concibió. He aquí, Tú deseas
verdad en las partes internas; y en la parte oculta Me harás conocer
sabiduría. Purifícame con hisopo, y seré limpio; lávame, y seré más blanco
que la nieve… Oculta Tu rostro de mis pecados, y borra todas mis
iniquidades. Crea en mí un corazón limpio, Oh Dios, y renueva un espíritu
firme dentro de mí. No me eches de Tu presencia, y no saques Tu Santo
Espíritu de mí.” (Salmo 51:1-11).
Cada cristiano que ha pecado contra Dios por comprometerse
con falsas doctrinas necesita tener esta actitud de profundo arrepentimiento
espiritual y humildad. ¡Cada uno necesita pedirle a Dios que limpie su corazón
del pecado de haber echado la Verdad de Dios a un lado y haber creído mentiras!
Cada uno necesita pedirle a Dios que sane su mente de haberse comprometido con
el mal y haberse rendido a las fuerzas de apostasía. ¡Cada uno necesita pedirle
a Dios que sane su espíritu de las heridas infligidas por los feroces y
poderosos dardos de engaño de Satanás! Dios escuchará y contestará. Dios sanará
y perdonará. Dios fortalecerá y bendecirá.
Jesucristo dio esta amonestación a la iglesia de
Laodicea: “Les
aconsejo que compren de Mi oro purificado por fuego para que puedan ser ricos;
y ropas blancas para que puedan estar vestidos, y la vergüenza de su desnudez
no pueda ser revelada; y unjan sus ojos con colirio, para que puedan ver. A
tantos como amo, regaño y castigo. Por tanto, sean celosos y arrepiéntanse.
He aquí, Me paro a la puerta y golpeo. Si alguien oye Mi voz y abre la puerta,
Yo entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo. A aquel que venza le daré autoridad
para sentarse conmigo en Mi trono, así como Yo también vencí, y Me senté
con Mi Padre en Su trono. Aquel que tenga oído, oiga lo que el Espíritu dice
a las iglesias.’ ” (Apocalipsis
3:18-22).
Pueda Dios otorgarle los oídos para oír, el corazón
para arrepentirse, y el valor para pararse por la Verdad. Pueda Dios otorgarle
el entendimiento que necesita para cumplir su obligación cristiana personal de
defender la fe una vez dada a los santos. Pueda Dios otorgarle amor por sus
hermanos en las iglesias de Dios para que comparta este libro con ellos, con la
esperanza de que puedan también escapar de la trampa de Satanás el diablo.
Dios ha prometido recompensar ricamente a todos
aquellos que permanecen fieles a Su Verdad en las pruebas y persecuciones. La
promesa de Dios de una herencia eterna para aquellos que son fieles es segura y
firme. Si guardamos nuestras mentes fijas en la esperanza que Él ha colocado
delante de nosotros, seremos capaces de soportar toda prueba feroz. Recordemos
estas palabras de ánimo del apóstol Pablo:
“… deseando mostrar más
abundantemente a los herederos de la promesa la naturaleza inmutable de
Su propio propósito, lo confirmó por un juramento; para que por dos
cosas inmutables, en las cuales era imposible para Dios mentir,
nosotros quienes hemos huido por refugio pudiéramos tener fuerte ánimo para
echar mano de la esperanza que ha sido colocada delante nuestro;
tal esperanza tenemos como un ancla del alma, segura y firme, y la cual
entra en el santuario dentro del velo; donde Jesús ha entrado por
nosotros como un precursor...” (Hebreos
6:17-20).
¡Pueda Dios el Padre llenarlo con Su fuerza, Su
amor, Su gracia, Su Verdad, y Su fe para mantenerlo en la gloriosa esperanza de
nuestro Señor y Salvador Jesucristo!