CAPITULO DIEZ
(Tomado del libro “¿Señor, qué debo hacer yo?”)
Todo cristiano Debe Defender la Verdad
Por
Fred R. Coulter
www.iglesiadedioscristianaybiblica.org
¿Cuál
es nuestro deber cristiano ante Dios, cuando oímos doctrinas falsas siendo
enseñadas? ¿Deberíamos someternos a líderes religiosos que, en ignorancia,
promueven enseñanzas falsas que niegan a Cristo? ¿Debemos de quedarnos callados
mientras ministros y hermanos por igual, son arrastrados hacia el error
espiritual? ¿Qué hicieron los cristianos del primer siglo, cuando las iglesias
de Dios fueron confrontadas con error y engaño?
El
apóstol Judas escribió a los cristianos fieles de su época, alentándolos a
permanecer contra la apostasía. Judas dirigió esta epístola a los “llamados
santos”—quienes fueron llamados por Dios el Padre, para recibir salvación a
través de Cristo. Su carta advierte sobre una conspiración sutil de maestros
falsos trabajando dentro de las iglesias, en un intento de pervertir las
enseñanzas verdaderas de las escrituras. Judas amonesta a todo cristiano a
defender las doctrinas verdaderas, entregadas por Jesús y enseñadas por Sus
apóstoles.
La
carta de Judas trata severamente sobre los maestros falsos—declarando que tales
maestros no son guiados por el Espíritu Santo de Dios, sino que, en
algunos casos, son realmente motivados por poderes satánicos (Verso 19). Él nos
exhorta a ayudar a nuestros hermanos que están siendo atrapados en el engaño y
la apostasía (versos 22-23). Las palabras de Judas nos enseñan claramente, que
los cristianos tienen una responsabilidad personal de dar
testimonio a sus propios hermanos, para salvarlos de la destrucción espiritual.
La Epístola de Judas
“Judas,
un siervo de Jesucristo y hermano de Santiago, a los llamados santos,
santificados por Dios el Padre y guardados en Jesucristo: Misericordia y
paz y amor sean multiplicadas a ustedes. Amados, cuando estaba
personalmente ejerciendo toda mi diligencia para escribirles
concerniente a la común salvación, fui impulsado a escribirles, exhortándolos
a pelear fervientemente por la fe, la cual una vez por todo tiempo
ha sido entregada a los santos. Porque ciertos hombres se han deslizado
sigilosamente, aquellos de quienes hace tiempo ha sido escrito, condenándolos
a este juicio. Ellos son hombres impíos, quienes están pervirtiendo
la gracia de nuestro Dios, convirtiéndola en libertinaje, y están
personalmente negando al único Señor Dios y a nuestro Señor Jesucristo.
“Pero
yo mismo quiero recordarles, aunque ustedes una vez entendieron esto, que el
Señor, después de salvar un pueblo fuera de la tierra de Egipto,
la segunda vez destruyó a aquellos que no creyeron. Y los ángeles que no
guardaron su propio dominio original, sino desertaron su habitación, Él está
reteniéndolos en cadenas eternas bajo oscuridad hasta el juicio del gran día.
Exactamente como Sodoma y Gomorra—y las ciudades rodeándolas, en la misma
manera como ellas—habiéndose dado así mismas a libertinajes sexuales, y
habiendo ido tras carne diferente, están ellas mismas exhibidas como un ejemplo
perpetuo de sufrir el castigo del fuego eterno,
“En
la misma forma también, estos soñadores de sueños inmundos están
profanando la carne, y están declarando como inválido el señorío de
Dios, y están blasfemando los poderes divinos. Pero
Miguel el arcángel, cuando estaba personalmente teniendo problema con el
diablo, disputando acerca del cuerpo de Moisés, no presumió para pronunciar un
juicio de maldición contra él, sino dijo, ‘¡El Señor Mismo te
reprenda!’ En cuanto a estos, cualquier cosa que no entienden,
blasfeman; pero cualquier cosa que entienden por instinto, como brutas bestias
irracionales, están corrompiéndose así mismos en estas cosas.
“¡Ay
de ellos! Porque han caminado en el camino de Caín; y por ganancia, se han
abandonado totalmente así mismos al engaño de Balaam, y han muerto en la
rebelión de Coré. Estos son manchas subversivas en sus
fiestas de amor, festejando en persona junto con ustedes; sin miedo
están alimentándose a sí mismos. Son nubes sin agua, siendo llevadas por
los vientos; árboles de otoño tardío, sin ningún fruto, desarraigados,
dos veces muertos; Olas furiosas del mar, lanzando como espuma su propia
vergüenza; estrellas errantes, para quienes ha sido reservada ¡la más negra
oscuridad para siempre!
“Y
Enoc, el séptimo desde Adán, también profetizó de estos, proclamando,
‘He aquí, el Señor viene con diez mil de Sus santos Para ejecutar juicio
contra todos, y condenar a todos quienes son impíos de todas sus obras
de impiedad que han cometido impíamente, y de todas las duras cosas
que pecadores impíos han hablado contra Él.’ Estos son quejumbrosos y
criticones, que están caminando tras sus propias lujurias personales, mientras
sus bocas están hablando grandes palabras infladas, halagando personas
por el amor de la ventaja.
“Pero
ustedes, amados, recuerden las palabras que fueron habladas antes por los
apóstoles de nuestro Señor Jesucristo; Porque ellos les dijeron que en los
últimos tiempos habrían burladores, que estarían egoístamente caminado de
acuerdo a sus propias lujurias impías. Estos son aquellos que causan división;
[ellos] son [usan poderes] síquicos, no teniendo el Espíritu de
Dios.
“Pero
ustedes, amados, estén edificándose a sí mismos en su fe más santa,
orando en el Espíritu Santo, Para que se guarden
así mismos en el amor de Dios mientras están personalmente
esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo hacia vida eterna.
“Entonces
por un lado, muestren misericordia a aquellos individuos que están dudando;
Pero por otro lado, protejan a otros con temor, arrebatándolos del fuego,
odiando aun el vestido que ha sido profanado por la carne.
“Entonces
para Él Quien es capaz de guardarlos de caer, y traerlos a la presencia de
Su propia gloria, sin culpa en gozo excesivo, Al único Dios sabio
nuestro Salvador, sea la gloria y grandeza, el poder y autoridad,
aun ahora, y en todos los siglos de la eternidad. Amen.”
Debemos Defender la Verdad Individualmente
Las
palabras inspiradas de Judas, nos revelan que somos individualmente
responsables de mostrar a los hermanos que están siendo engañados por
maestros falsos, y que sus caminos son contrarios a las Escrituras. Debemos
alegar con nuestros hermanos para que se vuelvan de su error y se arrepientan—y
retirarnos de cualquier iglesia que no predica la Biblia correctamente.
De
hecho, aquellos que realmente desean caminar en la luz de la Palabra de Dios, no
pueden tener convivencia espiritual con aquellos que insisten en seguir un
“cristianismo sin costo.” Dios ordena a los verdaderos creyentes, que se
separen a sí mismos de las falsedades y de las prácticas pecaminosas de
“Babilonia la Grande” [el Catolicismo] —la religión falsa. En el libro de
Apocalipsis leemos, “Sal de ella, Mi pueblo, para que no tengas parte en sus
pecados, y no recibas de sus plagas, Porque sus pecados han llegado tan lejos
como el cielo, y Dios ha recordado sus iniquidades. Háganle a ella como ella
les ha hecho a ustedes; y denle el doble, incluso de acuerdo a sus
obras. En la copa que ella mezcló, devuélvanle el doble.” (Apocalipsis
18:4-6).
Aquellos
que adoran a Dios en espíritu y en verdad (Juan 4:23-24) no pueden tener
relación con el “cristianismo” falso. Los verdaderos creyentes no pueden
convivir con aquellos que enseñan mitos, tradiciones humanas, error absoluto—ni
con aquellos que no pueden progresar más allá de la papilla. En la
actualidad, la “Religiosidad” se ha convertido abrumadoramente en un
cristianismo sin costo y carnal—el cual es la religión falsa. Si nosotros
aceptamos tales prácticas y enseñanzas, ¡corremos el riesgo de perder nuestra
vida eterna!
Dios
se ha responsabilizado de llevarnos a la salvación a través de Jesús, de darnos
de Su Espíritu, de darnos de Su entendimiento, de llenarnos de Su amor, si
es que nosotros tenemos hambre y sed de ello. Pero Dios no interviene
personalmente para evitar que seamos expuestos a doctrinas falsas. En lugar de
esto, nos ha dado la verdad de Su Palabra, para que podamos reconocer y refutar
las doctrinas falsas. Él ha previsto “el Espíritu de verdad” para guiarnos, y
para enseñarnos la verdad de todas las cosas correspondientes a la vida eterna
a través de Cristo. Nosotros no seremos engañados por doctrinas falsas si
estamos estudiando y buscando seriamente la verdad de la Palabra
de Dios, con la ayuda de Su Espíritu Santo. Aunque no entendamos todo
perfectamente, estaremos creciendo en la gracia y el conocimiento de nuestro
Señor Jesucristo.
Como
cristianos individuales, debemos estar cimentados y edificados en la Palabra de
Dios, para poder resistir la influencia corruptiva de los ministros falsos. Es
nuestra responsabilidad individual como cristianos, el estudiar
diligentemente la Palabra de Dios para poder discernir la verdad del error, no
sea que también seamos engañados.
En
el libro de Hebreos, Pablo amonesta a los hermanos porque fueron laxos y
negligentes en su responsabilidad personal cristiana. Éstos cristianos eran
espiritualmente inmaduros en su entendimiento, porque no habían estado
cimentándose a sí mismos en la palabra de Dios. Pablo declaró, “Porque
verdaderamente, por este tiempo ustedes debían ser maestros, pero en lugar
de esto necesitan tener a alguien que les enseñe otra vez que son
los principios iniciales de los oráculos de Dios, y han llegado a ser aquellos
en necesidad de leche, y no de comida sólida. Porque todo el que esta
participando de leche es inepto en la palabra de justicia
porque es un infante. Pero la comida sólida es para aquellos que están
complemente crecidos [espiritualmente maduros], quienes a través de
repetida práctica han tenido sus sentidos entrenados para discernir entre bien
y mal” (Hebreos 5:12-14).
El
propósito de Dios es darnos madurez espiritual, conformándonos completamente al
carácter de Jesucristo, para que nosotros también podamos nacer dentro de Su
familia divina y ser Sus hijos para siempre. Pero no podemos ser
espiritualmente maduros si continuamos asistiendo a iglesias muertas o
moribundas, y si sólo nos alimentamos de papilla—o peor aun, error absoluto.
Más
bien, debemos buscar entender la verdad completa de la Palabra de Dios,
para que podamos crecer espiritualmente. Sólo entonces podremos ser capaces de
“discernir entre el bien y el mal”—y de reconocer y refutar las doctrinas
falsas.
Presión Familiar
Los
pastores y ministros falsos no son los únicos que pueden apartarnos de la
verdad. De hecho, cuando una persona comienza a vivir por la verdad después de
haber vivido en el engaño, los primeros en querer obstaculizar el crecimiento
del que hablamos son los familiares. No es de extrañar que esto sea así, puesto
que los familiares [y más específicamente los padres] son los primeros en
educar a sus hijos en el aspecto religioso.
Los
padres son por mucho la influencia más trascendental en el desarrollo de los
hijos. Los primeros educadores son los padres, y por lo tanto, los hijos
tenemos una tendencia a hacer ciertas cosas igual que ellos. La religión en
este caso no es la excepción. De hecho, la religión es una parte tan importante
de la vida en la cultura latinoamericana, que es lo primero que se enseña a los
hijos. Incluso todas las cosas que se les enseña a los hijos están basadas en
tales creencias.
Pero,
¿Qué sucede cuando una persona abandona la “fe” que le fue inculcada por sus
padres, para seguir la verdad? Como mencionamos anteriormente, se requiere de
mucha valentía para creer y vivir por la verdad, pero sobre todo para defender
la verdad.
Cuando
los padres y familiares de un individuo que comienza a vivir por la verdad, ven
que éste deja de hacer y practicar ciertas cosas [como guardar el domingo,
dejar de celebrar fiestas paganas, dejar de comer animales impuros, entre
otras] para remplazarlas por otras que Dios ordena, sus reacciones pueden
variar. Unos pueden presentar un sentimiento de indignación, otros de ofensa, o
por el contrario, pueden aparentar no importarles mucho al principio. Pero a la
larga la tendencia de familiares y amigos cercanos a la persona, por lo general
va a ser: ¡tratar de regresarlo a su estado anterior! ¡Tratar de hacerlo
volver a Egipto! [Espiritualmente hablando, como sucedió con el antiguo
Israel].
En
una ocasión tuve la oportunidad de platicar con una persona que fue seminarista
católico. Este hombre es originario de un pueblo pequeño en el centro de la
República mexicana, y estuvo estudiando para ser ordenado como sacerdote. En
una entrevista que tuve con él me dijo lo siguiente: “Yo siempre fui muy
rebelde, y nunca fui visto con buenos ojos en el seminario porque siempre
cuestionaba todo… Con el paso del tiempo, me di cuenta de que
prácticamente toda la doctrina y teología de la iglesia no tenían fundamento
alguno. Cuando comencé a guiar mi vida por lo que dice la Biblia, la gente
me veía como un traidor y no me hablaban, y si lo llegaban a hacer, era
para pronunciarme alguna maldición o amenaza…”
El
fervor religioso en Latinoamérica puede llegar a estos extremos, puede llegar
al punto donde las personas con las que solíamos convivir y que formaban parte
de nuestra vida nos desconocen, o peor aún, nos repudian y ofenden. El mismo
rey David no pudo haberlo descrito mejor: “Porque no es un enemigo el que me ha
injuriado—porque lo habría soportado. No es el que me odia quien se ha magnificado
a sí mismo contra mí—porque me escondería de él. Sino que eres tú, un hombre
igual a mí, mi compañero y mi amigo íntimo.” (Salmo 55:12-13).
Este
es uno de los aspectos más complicados de conocer la verdad y defenderla,
porque requiere un cambio de prioridades, requiere que su familia deje de ser
lo que más le importa en ésta vida. Satanás es tan astuto, que muchas veces
utiliza a nuestros familiares y amigos para hacernos caer de nuevo en el
engaño. Es por eso que siempre debemos de estar alertas, porque hay muchas
formas de presión familiar para seducirnos. Algunos ejemplos pueden ser:
“bueno, ir a la cena de Navidad un rato no tiene nada de malo… después de todo
no estoy celebrándola, sólo iré a cenar con mi familia,” o puede ser que diga,
“No creo que haya problema en asistir a la fiesta de cumpleaños de mi único
sobrino en sábado, no es como si estuviera trabajando…” Usted no debe dejar que
lo engañen… pero sobre todo, ¡no se engañe a sí mismo! ¡Recuerde que nadie
podemos servir a dos amos o maestros!
La
realidad es que no podemos quedar bien con Dios y con el mundo, y si usted ha
tenido la oportunidad de conocer la verdad… entonces tiene la
responsabilidad de defenderla a costa de lo que sea, incluso de su propia
familia. El precio puede parecerle muy elevado, pero no se compara con la
recompensa que Dios ofrece por hacerlo, y por amarle a Él y a Jesucristo más
que a cualquier otra persona. También es importante que recuerde que absolutamente
todas las personas, incluyendo a sus familiares por supuesto… ¡Van a tener
la oportunidad de conocer lo que Dios le está mostrando a usted, ya sea en ésta
era, o después de la venida de Cristo!
La verdadera convivencia es con Dios el Padre y
Jesucristo
La
verdadera convivencia cristiana comienza con una relación personal con Dios el
Padre y Jesucristo, a través del poder del Espíritu Santo. El apóstol Juan
escribió, “Eso que hemos visto y hemos oído estamos reportándoles para que
también puedan tener compañerismo con nosotros; porque el compañerismo—ciertamente,
nuestro compañerismo—esta con el Padre y con Su propio Hijo,
Jesucristo” (I Juan 1:3).
Nosotros
debemos “adorar a Dios en espíritu y en verdad,” porque Dios es Espíritu. La
verdadera convivencia espiritual no es un evento de una vez por semana, sino
una relación constante con Dios y Jesús, mientras buscamos vivir
diariamente por cada palabra de Dios. Jesús dijo, “Esta escrito, ‘El hombre no
vivirá por pan solamente, sino por cada palabra que procede fuera de la
boca de Dios.’ ” (Mateo 4:4).
La
convivencia con Dios el Padre y Jesucristo no puede ser otorgada por ninguna
organización religiosa o iglesia organizada. Tal convivencia está basada en el
pacto personal con Dios, al cual entra cada creyente verdadero en el momento
del bautismo. Mientras esta convivencia íntima espiritual es el regalo de Dios
para todo cristiano, es nuestra responsabilidad mantener esa
convivencia, al continuar caminando en la luz de su Palabra—porque sólo
entonces, estamos en una unión espiritual verdadera con Dios el Padre y
Jesucristo. Si nosotros continuamos en esta convivencia verdadera, no hay
porque temer. Dios no nos abandonará mientras permanezcamos fieles a Su verdad.
Si nosotros defendemos la verdad, es posible que tengamos que hacerlo
solos por un tiempo, pero siempre tendremos convivencia con el Padre y
Jesucristo. Cuando pocos hermanos tienen la oportunidad de convivir y estudiar
la Palabra de Dios juntos, Dios estará con ellos. Jesús ha prometido,
que dondequiera que dos o tres creyentes genuinos se reúnan en Su
nombre, Él estará entre ellos.