APENDICE A
(Tomado de la sección de
comentarios y apéndices a “La Santa Biblia en Su orden original—Una versión
fiel con comentario”, segunda edición.)
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14 reglas para estudio bíblico
Por
Fred R. Coulter
www.idcb.org
Jesucristo es el fundamento de todo
entendimiento bíblico
Jesucristo es la coronación de gloria del plan de
Dios, la expresión suprema del amor de Dios para cada individuo que Él llama.
Por medio de Jesucristo y de Él solamente, el amor maravilloso de Dios será
manifestado con el tiempo a toda la humanidad—pasada, presente y futura. “Porque Dios amó tanto al mundo, que dio Su único Hijo
engendrado, para que todo el que crea en El no pueda morir, sino pueda tener
vida eterna.” (Juan 3:16). Esta
frecuentemente citada Escritura es el punto central de todo lo que Dios hace,
pero pocos entienden como se aplica al entendimiento de las Escrituras.
Jesús dijo, “Yo
soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, excepto a través de
Mí.” (Juan 14:6). Toda verdad
Bíblica viene de Dios el Padre por medio de Jesucristo. Para entender correctamente
las Escrituras, debemos ir al Padre a través de Jesucristo, Quien es el camino,
la verdad, y la vida. Es el Padre Quien nos imparte el Espíritu Santo para
guiarnos en el entendimiento de Su Palabra, la cual es la Verdad (Juan 17:17).
Jesucristo reveló el único camino para el
entendimiento Bíblico
Jesús claramente enseñó que es el Espíritu Santo—el
Espíritu de la Verdad— el que nos habilita para llegar a un verdadero y
completo entendimiento de la Palabra de Dios (Juan 16:13). Las palabras de
Jesús mismo, como están registradas por el apóstol Juan, muestran que para
recibir el Espíritu de la Verdad, debemos amar a Dios el Padre y a Jesucristo,
y estar guardando Sus mandamientos. Cumplir estos requisitos es absolutamente
esencial para cualquier individuo para recibir el Espíritu Santo y ser capaz de
venir a un entendimiento correcto de las Escrituras.
“Si me aman,
guarden los mandamientos—a saber, Mis mandamientos. Y Yo pediré al Padre, y El
les dará otro Consolador, para que pueda estar con ustedes a través de los
siglos:… [hasta que Jesús venga]… El Espíritu de la verdad, el cual el mundo no puede recibir
porque no lo percibe, ni lo conoce; pero ustedes lo conocen porque vive
con ustedes, y estará dentro de ustedes..... En aquel día,
ustedes sabrán que Yo estoy en Mi Padre, y ustedes están en Mí, y Yo
estoy en ustedes. Quien tiene Mis mandamientos, y los está guardando, ese es
quien Me ama;… [Griego o αγαπωv, “está amando”]… y quien
Me ama… [Griego o αγαπωv, “está amando”]… será
amado por Mi Padre, y Yo lo amaré, y Me manifestaré Yo mismo a él. Judas (no Iscariote) le
dijo, ‘Señor, ¿Qué ha pasado que estas a punto de manifestarte a nosotros, y no
al mundo?’ Jesús respondió y le dijo, ‘Si alguno me ama, guardará Mi palabra… [el mensaje
completo]…; y Mi Padre le amará, y Nosotros
vendremos a él, y haremos Nuestra morada con él. Quien no Me ama, no guarda Mis
palabras; y la palabra… [el mensaje completo]… que
ustedes escuchan no es Mía, sino del Padre, Quien Me envió.” (Juan 14:15-17,20-24).
Estas palabras de Jesucristo revelan la relación espiritual
amorosa y personal de Dios el Padre y Jesucristo con cada verdadero cristiano.
Estas palabras también revelan la obediencia sincera que Dios el Padre requiere
de todos los que profesan amar y creer en Jesucristo. Ésta enseñanza es el
punto central del amor que Dios el Padre nos da a través de Su Hijo, y el amor
que nosotros, como verdaderos creyentes en Jesucristo, mostramos hacia Dios. Este
es el camino diario de vida para un cristiano verdadero. ¡Si amamos a
Jesucristo, estaremos guardando Sus mandamientos, y esos mandamientos vienen de
Dios el Padre!
No muchos de los que declaran ser cristianos, ya sean
ministros o laicos, están viviendo en obediencia a todos los mandamientos de
Dios. Jesús dio esta advertencia para aquellos que estarían usando Su nombre y reclamando
Sus promesas y bendiciones, profesando ser Sus seguidores y maestros de la
Palabra, pero que no estarían guardando los mandamientos de Dios: “No todo el que me dice, ‘Señor, Señor,’ entrará en el reino
del cielo; sino aquel que esta haciendo la voluntad de Mi Padre, Quien está
en el cielo. Muchos
me dirán en aquel día, ‘Señor, Señor, ¿No profetizamos por medio de Tu nombre?
Y ¿No echamos demonios por medio de Tu nombre? Y ¿No hicimos
muchas obras de poder por medio de Tu nombre?’ Y entonces les confesaré, ‘Nunca
los conocí. Apártense de Mí, ustedes quienes obran ilegalidad.’ ” (Mateo 7:21-23).
La palabra “ilegalidad” es una traducción de la
palabra Griega αvoμoς, anomos, que significa contra la ley, o
en contra de la ley y de la observancia del mandamiento. Ésta clase de pseudo cristianismo,
la cual usa el nombre de Jesús pero rechaza hacer la voluntad de Dios, no es
aceptada por Dios el Padre y Jesucristo. El resultado de éste pseudo cristianismo
es muerte, no vida eterna. Y muchos, una vasta mayoría de gente, están
siguiendo el camino ancho que lleva a la muerte—exactamente como Jesús dijo
(Mateo 7:13-14).
Aquellos que están enseñando y practicando un pseudo
cristianismo sin ley, están haciendo exactamente lo contrario de lo que Jesús
dijo de aquellos que Lo aman: “Si me aman,
guarden los mandamientos—a saber, Mis mandamientos.” (Juan 14:15). El
que verdaderamente ama a Jesucristo estará guardando Sus mandamientos—sí, cada
una de Sus palabras, las cuales Él recibió de Dios el Padre. Este es el
estándar por el cual podemos identificar a aquellos que aman a Dios y los que
no.
Cada mandamiento que Dios ha dado está basado en el
amor. Aquí está el mandamiento mas grande de todos: “ ‘AMARÁS al Señor tu Dios con TODO TU CORAZÓN, y con
TODA TU ALMA, y con TODA TU MENTE.’ Este es el PRIMERO y MÁS GRANDE mandamiento; y el segundo es
como este: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo.’ De estos dos mandamientos PENDE TODA LA
LEY Y LOS PROFETAS.” (Mateo 22:37-40).
Sin estos dos mandamientos, no habría ley, ni habría profetas, ni habría pactos,
antiguo o nuevo. ¡TODO LO QUE DIOS HACE ES BASADO EN EL AMOR!
El apóstol Juan expresa el amor de Dios claramente
en su primera epístola: “Amados, deberíamos
amarnos unos a otros porque el amor es de Dios; y todo el que ama… [Griego o αγαπωv, “está amando”]… ha
sido engendrado por Dios, y conoce a Dios. Aquel que no ama no conoce a Dios porque DIOS ES AMOR. En esta manera el amor de Dios fue manifestado hacia
nosotros: que Dios envió Su único Hijo engendrado al mundo, para que pudiéramos
vivir a través de El. En este acto esta EL AMOR—no que nosotros amamos a
Dios; sino, que El nos amó y envió a Su Hijo para ser la propiciación
por nuestros pecados... Y hemos conocido y
hemos creído el amor que Dios tiene hacia nosotros. DIOS ES AMOR, y aquel que
vive en amor esta viviendo en Dios, y Dios en él.” (I Juan 4:7-10, 16).
Esta es la actitud de amor, fe y obediencia que debemos
mostrar hacia Dios el Padre y Jesucristo para entender la Palabra de Dios. ¡Sin
este amor por Dios y Su Verdad, un entendimiento completo de las Escrituras
nunca puede ser alcanzado!
Cinco claves vitales para entender la palabra
de Dios
Además de una actitud de amor, fiel y obediente
hacia Dios, hay cinco principios mayores que son esenciales para un
entendimiento correcto de las Escrituras. Estas claves vitales para el entendimiento
deben ser siempre guardadas en mente cuando estudiamos la Palabra de Dios.
·
La primera clave vital
es esta: “Toda la Escritura es respirada
por Dios y es útil para doctrina, para convicción, para corrección, para
instrucción en justicia; para que el hombre de Dios pueda ser completo,
totalmente equipado para toda buena obra.” (II Timoteo 3:16-17).
Muchos de los que profesan estudiar la Biblia, desechan
completamente este principio vital. En vez de buscar la verdad de la Escritura,
buscan versículos que parezcan soportar sus creencias personales, e ignoran los
versículos que claramente contradicen sus creencias. Esta aproximación para
estudiar nunca puede guiar al entendimiento porque niega que toda parte de la
Escritura es respirada por Dios. Aquellos que usan esta aproximación están exaltando
sus propias creencias por encima de la autoridad de la Escritura.
Cuando estudiamos las Escrituras, debemos siempre ser
cuidadosos de buscar el significado verdadero de las palabras que fueron respiradas
por Dios. Ningún estudio de las Escrituras debería ser diseñado para soportar
la posición de un comité doctrinal, o para justificar una doctrina tradicional de
la iglesia, o para “probar” una interpretación personal de las Escrituras.
Ninguno de estos motivos es aceptable. Y si estos motivos están envueltos, por
cualquier razón, ¿creemos que Dios pasa por alto tan engañoso uso de Su
Palabra? Si pensamos que podemos engañar a Dios, solamente nos estamos engañando
a nosotros mismos.
No seamos culpables de tal actitud presuntuosa y de
auto justicia hacia la Palabra de Dios. Más bien, dejemos humildemente que las
palabras inspiradas de las Escrituras nos corrijan y nos enseñen en la verdadera
justicia de Jesucristo.
·
La segunda clave vital
para el entendimiento de las Escrituras es claramente enseñado en Isaías 28: “¿A quien Él le enseñará conocimiento? Y
¿A quien Él hará entender doctrina? A Aquellos que son destetados de la leche y retirados del pecho… [eso es, enteramente fundado en la Palabra de Dios
y no un cristiano espiritualmente inmaduro alimentándose solamente de la leche
de la Palabra]… Porque el precepto debe ser
sobre el precepto, precepto sobre precepto; línea sobre línea, línea sobre
línea; aquí un poquito, allá un poquito;”
(Isaías 28:9-10).
El libro de Isaías nos dice que para entender
doctrina, debemos estudiar las Escrituras línea sobre línea, y precepto sobre precepto.
Así es exactamente como debemos estudiar cada asunto doctrinal. ¡El Nuevo Testamento
confirma ésta aproximación para entender la Palabra de Dios y establecer sana doctrina!
“Estudia
diligentemente para mostrarte a ti mismo aprobado a Dios, un obrero… [en la Palabra de Dios]… que no necesita ser avergonzado, dividiendo
correctamente… [correctamente
separando—precepto sobre precepto, y línea sobre línea]… la Palabra de la verdad” (II Timoteo 2:15).
Para llegar al conocimiento de la Verdad, debemos
siempre seguir el método de estudio esbozado en la Biblia—“dividiendo correctamente”
o “separando correctamente” la Palabra de Dios. ¡Cualquier otro tipo de estudio
es inútil y vano! Como Pablo instruyó a Timoteo, “Mira que ellos permanezcan atentos a estas cosas,
pidiéndoles sinceramente a la vista del Señor no pleitear sobre palabras que
no son provechosas en ninguna forma, sino que llevan al trastorno
de aquellos que oyen.” (II Timoteo
2:14).
¡Esto es exactamente lo que muchos ministros y
eruditos han hecho en sus enseñanzas doctrinales porque no han dividido correctamente
la Palabra de Dios! Congregaciones enteras han sido corrompidas por luchas y disputas
sobre el significado de palabras claves que son usadas en la Escritura. Algunos
maestros y ministros incluso se han ocupado en redefinir palabras—adicionando
sus propias interpretaciones personales y rechazando las definiciones de autoridad
que se encuentran en los léxicos Hebreo y Griego. Cualquiera que promueve tales
prácticas está “usando la ley ilegalmente,” como Pablo dijo, y terminará
enseñando falsas doctrinas satánicas, que trastornan las mentes de sus
seguidores. Infortunadamente, el paisaje de la historia religiosa esta lleno de
cuerpos de gente que ha enseñado falsas doctrinas, y cuerpos de gente que ha
aceptado sus enseñanzas. Solamente aprendiendo a dividir correctamente la Palabra
de Dios seremos capaces de reconocer y resistir estas falsas doctrinas.
·
La tercera clave vital
para entender las Escrituras se encuentra en la segunda epístola de Pedro, donde
leemos, “Sabiendo esto primero… [Griego protos—significa primario, o cosa
primera y principal]… que ninguna profecía de la
Escritura se originó como interpretación privada propia de
alguien; porque la profecía no fue traída en ningún momento por voluntad
humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron como fueron movidos
por el Espíritu Santo.” (II
Pedro 1:20-21).
En el mundo de hoy, encontramos muchos pseudo
maestros que están torciendo las Escrituras y engañosamente usando sus propias
interpretaciones personales para persuadir a otros a creer sus falsas
doctrinas. Para apoyar sus enseñanzas, pueden citar numerosas Escrituras. Para
sus oyentes, tales enseñanzas suenan que tienen autoridad, pero la forma en que
aplican las Escrituras expone su astucia. Están usando los mismos métodos sutiles
de engaño que usa Satanás el diablo.
¡Sí, incluso Satanás el diablo cita la Escritura!
Cuando Jesucristo estaba siendo tentado por el diablo en persona, Satanás no dudó
en citar las Escrituras. “Y le dijo, ‘Si eres el Hijo de Dios, échate Tu mismo abajo; porque
esta escrito “El mandará Sus ángeles concerniente a Ti, y ellos Te llevarán en sus
manos, no sea que hieras Tu pie contra una piedra.” ’ ” (Mateo 4:6, Salmo 91:11-12).
Satanás correctamente citó esta Escritura, pero la mal
aplicó en un esfuerzo astuto de tentar a Jesús a saltar desde el pináculo del
templo. Jesús resistió el engaño de Satanás aplicando correctamente las
Escrituras. Él dijo, “De nuevo, está escrito, ‘No tentarás al
Señor tu Dios” (Mateo 4:7).
¿Cuál es la lección para nosotros de este registro?
Es esta: ¡Aquellos quienes citan las Escrituras correctamente, pero tuercen y
mal aplican el significado, están siguiendo a Satanás—no sirviendo a Dios! Este
ejemplo está registrado en la Escritura como una advertencia para que nosotros
estemos alerta. El hecho que un ministro o maestro pueda citar continuamente
las Escrituras no garantiza que está enseñando la verdad. ¡LA ESCRITURA QUE ES
CITADA PRECISAMENTE ES A MENUDO MAL APLICADA PARA ENSEÑAR FALSAS DOCTRINAS!
Verdaderos siervos de Dios no usan tales tácticas engañosas.
El apóstol Pablo escribió de su ministerio, “Porque
hemos renunciado personalmente a las cosas escondidas de ganancia
deshonesta, no caminando en mañosa astucia… [es decir, teniendo una agenda escondida]… ni manipulando la Palabra de Dios engañosamente… [falsamente aplicando las Escrituras]…; sino por manifestación de la verdad, nos estamos
encomendando nosotros mismos a toda conciencia de hombre delante de Dios.” (II Corintios 4:2).
Aquellos que están verdaderamente sirviendo a Dios
no usarán la Escritura engañosamente para promover sus propias ideas e
interpretaciones personales. Ellos buscaran entender y enseñar el verdadero
significado de las palabras que Dios inspiró por el poder de Su Santo Espíritu.
·
La cuarta clave vital
para entender las verdaderas enseñanzas de la Escritura es encontrada en las
instrucciones de Pablo a los creyentes en Tesalónica: “Prueba todas las cosas. Reten aquello que es bueno.” (I Tesalonicenses 5:21).
El mandato de “probar todas las cosas” es una
responsabilidad de toda la vida para todo verdadero creyente. Nosotros, como
cristianos individuales, debemos estar probando continuamente cada enseñanza
que leemos o escuchamos estudiando cuidadosamente las Escrituras. Los Bereanos
fueron elogiados porque diligentemente buscaban en las Escrituras: “Estos eran más nobles que aquellos en Tesalónica… [los judíos incrédulos, quienes inmediatamente
rechazaron las enseñanzas del apóstol Pablo de que Cristo fue resucitado de los
muertos]… porque recibieron… [los de Berea]…
la Palabra con toda disposición de mente y examinaron las Escrituras
diariamente para ver si estas cosas eran así.” (Hechos 17:11).
Este registro en el libro de Hechos revela que los
Bereanos estaban estudiando diligentemente las Escrituras para probar si las cosas
que habían oído eran verdad o no. No reaccionaron con emoción ciega o
rechazaron considerar las enseñanzas de Pablo. Sino que, cuidadosamente
examinaron las Escrituras y probaron por si mismos que Pablo estaba, en efecto,
predicando el verdadero mensaje de Dios.
Nosotros, como los Bereanos, debemos buscar
diligentemente y examinar las Escrituras para discernir la verdadera doctrina de
la falsa doctrina. Mientras apliquemos nuestras mentes para este propósito, llegaremos
a ser diestros en usar las Escrituras—ya no mas alimentándonos de la “leche” de
la Palabra sino capaces de manejar “alimento sólido”. Si no ejercitamos
nuestras mentes y aprendemos a discernir entre verdad y error, no llegaremos a
ser cristianos espiritualmente maduros. “Porque
todo el que esta participando de leche es inepto en la palabra de
justicia porque es un infante. Pero la comida sólida es para aquellos
que están complemente crecidos, quienes a través de repetida práctica
han tenido sus sentidos entrenados para discernir entre bien y mal.” (Hebreos 5:13-14).
Demasiados cristianos han permanecido como niños
espirituales porque han transferido su responsabilidad dada por Dios de
discernir entre verdad y error a un ministro o a un comité de iglesia. Sus
ministros les han dicho que ellos, el laicado, son incapaces de entender las
Escrituras y deben someterse a las decisiones doctrinales de sus líderes de
iglesia, quienes solamente pueden interpretar las Escrituras. Pero nunca fue la
intención de Dios que nosotros, como creyentes individuales, ubiquemos nuestra
confianza en líderes humanos que reclaman tener la autoridad para establecer
doctrina. Los cristianos que hacen esto se han hecho a sí mismos susceptibles a
un engaño doloroso. Han olvidado las muchas advertencias a través del Nuevo
Testamento para estar alerta contra los falsos maestros y falsos apóstoles que hacen
pretensión de servir a Dios. El apóstol Pablo advirtió, “Porque se esto: que tras mí partida lobos crueles entrarán
entre ustedes, no escatimando el rebaño; y de entre sus mismos propios hombres se
levantarán hablando cosas perversas para apartar discípulos tras ellos mismos.” (Hechos 20:29-30).
Igualmente, el apóstol Pedro fuertemente advirtió a
los hermanos. “Pero hubo también falsos
profetas entre el pueblo, como en verdad habrán falsos maestros entre ustedes,
que sigilosamente introducirán herejías destructivas, negando personalmente al
Señor que los compró, y trayendo rápida destrucción sobre si mismos. Y mucha
gente seguirá sus caminos destructivos; y a causa de ellos, el camino de
la verdad será blasfemado. También, a través de insaciable codicia los
explotarán con mensajes tentadores para obtener ganancia; para quienes
el juicio antiguo esta en completa vigencia, y su destrucción siempre
esta observando.” (II Pedro 2:1-3).
Exactamente como fue advertido por Pablo y Pedro,
muchos cristianos en las iglesias del Nuevo Testamento fueron corrompidas y
alejadas de las verdaderas doctrinas de las Escrituras porque descuidaron el “probar
todas las cosas” y no examinaron y comprobaron las enseñanzas de estos falsos
apóstoles. Pero la iglesia en Efeso no se olvidó de las advertencias y avisos
de Pablo y Pedro, y de los otros verdaderos apóstoles. En el libro de
Apocalipsis, Jesucristo elogió a los creyentes de Efeso porque examinaron y
probaron a aquellos que falsamente reclamaban ser apóstoles y los encontraron
ser mentirosos. “Conozco tus obras, y tu
trabajo, y tu resistencia, y que no puedes soportar a aquellos que son
malos; y que probaste a aquellos que se proclaman a si
mismos ser apóstoles, pero no lo son, y los encontraste mentirosos.” (Apocalipsis 2:2).
Ya que estos falsos apóstoles profesaban ser
ministros de Jesucristo, podemos estar seguros que ellos citaban las
Escrituras. Sus falsas doctrinas debieron haber sonado muy autoritarias y muy convincentes,
porque ellos lograron socavar la fe de muchos cristianos del Nuevo Testamento.
¿Cómo fue que la iglesia de Efeso pudo resistir un engaño tan poderoso? Si los
hermanos de Efeso no hubiesen estado ejerciendo sus mentes para discernir entre
verdad y error, ellos no hubiesen reconocido estos hombres como falsos
apóstoles. Pero como los hermanos en Efeso eran hábiles en el uso de las
Escrituras, ellos pudieron discernir que esos hombres no estaban enseñando las
verdaderas doctrinas de Jesucristo.
Como los hermanos de Efeso, los cristianos de hoy
tienen que estar constantemente alerta contra falsos ministros cuyas enseñanzas
suenan escriturales pero en realidad son perversiones de las verdaderas
doctrinas de las Escrituras. Es nuestra responsabilidad personal como
cristianos, comprobar y examinar las enseñanzas de todo ministro, maestro o
erudito por medio de un cuidadoso examen de las Escrituras. Al seguir el
mandato escritural de “examinarlo todo” podremos aprender a reconocer y
rechazar la falsa doctrina, y podremos mantenernos firmes en las verdaderas
doctrinas de Jesucristo.
·
La quinta clave vital
que debemos recordar cuando estudiamos las Escrituras es que tenemos que ser
guiados por el Espíritu Santo. La Palabra de Dios es llamada la Palabra de Verdad.
Además, es el Espíritu de la Verdad, el Espíritu Santo, el que nos enseña todas
las cosas. La Biblia nos enseña que el Espíritu Santo trabaja junto con la
Palabra de Verdad para darnos el entendimiento que Dios quiere que tengamos.
Jesús dijo, “Pero cuando el Consolador venga,
el Espíritu Santo, el cual el Padre enviará en Mi nombre, ese les enseñará
TODAS LAS COSAS, y les traerá a su memoria todas las cosas que les he
dicho.” (Juan 14:26). Esta es la
promesa que Jesús le da a todos que se arrepienten y son convertidos en sus
corazones y mentes por el Espíritu Santo.
No es posible para la mente humana no convertida—la
cual es engañosa sobre toda las cosas (Jeremías 17:9)—llegar al conocimiento de
la Verdad de Dios. De hecho, la mente carnal es enemiga (esto es, hostil) hacia
Dios y no está dispuesta a ser sometida a las leyes de Dios (Romanos 8:7). La
Palabra de Verdad y el Espíritu de Verdad no pueden trabajar mano a mano con la
mente carnal de engaño. No importa cuan grande pueda ser el intelecto, la Verdad
de Dios no es entendida a través de sabiduría humana y razonamiento. Es
solamente por el Espíritu de Dios que la Palabra de Dios puede ser entendida.
Pablo enseñó que no es por razonamiento humano o
intelecto que podemos llegar a un entendimiento de la Verdad, sino a través del
ESPÍRITU DE DIOS. “Pero de acuerdo a como esta
escrito, ‘El ojo no ha visto, ni el
oído ha oído, ni han entrado al corazón del hombre, cosas las cuales
Dios ha preparado para aquellos que lo aman.’ Pero Dios nos las ha
revelado por Su Espíritu, PORQUE EL ESPÍRITU
EXAMINA TODAS LAS COSAS—INCLUSO LAS COSAS PROFUNDAS DE DIOS. Porque ¿Quién
entre los hombres entiende las cosas del hombre excepto por el espíritu
del hombre el cual esta en él? En la misma manera también, nadie
entiende las cosas de Dios excepto por el Espíritu de Dios… tales cosas
también hablamos, no en palabras enseñadas por sabiduría humana, sino en palabras
enseñadas por el Espíritu Santo para comunicar cosas espirituales
por medios espirituales. Pero el hombre natural… [la mente carnal sin el Espíritu Santo de Dios]… no recibe las cosas del Espíritu de Dios; porque son
tonterías para él, y NO PUEDE ENTENDERLAS PORQUE SON DISCERNIDAS
ESPIRITUALMENTE.” (I Corintios
2:9-14).
¡Sin el Espíritu de Dios, ningún ser humano—no
importa cuan inteligente sea—puede entender la Palabra de Dios! Incluso
individuos que han recibido el Espíritu Santo de Dios son asediados por
obstáculos que pueden guardarlos de llegar a un entendimiento completo de la
verdad. Demasiados cristianos han sido atrapados en la política de religión, o
la estructura de poder en una jerarquía eclesiástica, o las doctrinas
aprobadas de su iglesia, o se han sometido a una autoridad de iglesia la
cual es invención de hombres, o han ciegamente aceptado las enseñanzas de eruditos,
y no son capaces de estudiar con mente abierta y completamente entender la
verdad espiritual de la Palabra de Dios.
El Espíritu Santo no puede guiarnos a toda la
verdad a menos que con diligencia estudiemos las Escrituras con una mente libre
de prejuicios, no impedido por las ideas y doctrinas de hombres. Los cristianos
que confían en la autoridad de los hombres en vez de las Escrituras son presa fácil
de ministros y maestros los cuales profesan servir a Dios pero no están
obedeciendo Sus mandamientos y no enseñan la Verdad.
Una advertencia terrible contra el desobediente y
aquellos
que enseñan falsas doctrinas
El libro de Deuteronomio contiene una profecía
sobre el ministerio de Jesucristo junto con una advertencia terrible contra aquellos
que rehúsan obedecer Sus palabras y que enseñan falsas doctrinas en Su nombre:
“Yo les levantaré un Profeta…
[Jesucristo]… de entre sus hermanos, uno como
tú… [Moisés]…, y pondré Mis palabras en Su
boca. Y Él les hablará todo lo que Yo le mande. Y sucederá, cualquier cosa que
el hombre no escuche a Mis palabras… [escuchar atentamente y obedecer]… las cuales Él hablará en Mi nombre, Yo lo exigiré de
él… [lo hará responsable hacia juicio].”
(Deuteronomio 18:18-19). ¡Está advertencia se aplica a cada ser humano, pero
particularmente a aquellos que profesan seguir a Jesucristo!
El siguiente versículo pronuncia un juicio aun mas
severo sobre aquellos que son maestros, o se declaran ser maestros de la
Palabra de Dios. Note la advertencia de Dios: “Pero
el profeta… [cualquiera que esté enseñando]… que presuma hablar una palabra en Mi nombre la cual no le he
ordenado hablar o quien hable en el nombre de otros dioses… [falsas
doctrinas encajadas como enseñanzas verdaderas de Dios]…, incluso ese profeta morirá.’ ” (versículo 20).
¡Jesús mismo, el Profeta que vendría, repitió la
misma advertencia! “Pero si cualquiera oye Mis
palabras y no cree… [para obedecer]…, Yo no lo
juzgo; porque no vine… [en ese momento]… a
juzgar al mundo, sino a salvar al mundo. Aquel que Me rechace y no reciba Mis
palabras tiene uno que lo juzga; la palabra… [el mensaje entero—todas
las palabras de Jesús]… la cual he hablado, esa lo
juzgará en el último día. Porque no he hablado de Mi mismo… [no enseñó
nada de Su propia iniciativa]…; sino el Padre, Quien
Me envió, Me ordenó Él mismo, lo que debería decir y lo que debería hablar. Y
se que Su mandamiento es vida eterna…’ ”
(Juan 12:47-50).
Dios mismo inspiró a Jesucristo a hablar estas
palabras y las hizo preservadas para nosotros hoy. Cualquiera que con una
actitud presuntuosa se levante contra Dios y Su Palabra, mal aplicando las
Escrituras y enseñando falsas doctrinas, ya tiene el juicio de Dios pronunciado
contra él. Hoy, las iglesias de Dios—y todos los que profesan ser Cristianos en
el mundo— están siendo asaltados con falsas enseñanzas. Estas enseñanzas están
siendo recibidas y aceptadas porque la gente no puede soportar la sana doctrina.
Ellos no pueden sentarse quietos y escuchar las palabras sanas de Jesucristo.
Esta condición espiritual decadente fue profetizada
por el apóstol Pablo: “Porque vendrá un tiempo…
[y el tiempo es ahora]… cuando ellos no tolerarán…
[no estarán deseosos de escuchar]… la sana
doctrina; sino de acuerdo a sus propias lujurias acumularán para si mismos un
gran numero de maestros, teniendo picazón de oídos por oír lo que
satisfaga sus antojos; y alejarán sus propios oídos de la verdad…
[la Palabra de Dios es Verdad]…; y serán desviados
hacia mitos… [falsas doctrinas engañosas].” (II Timoteo 4: 3-4).
Muchos en las iglesias de Dios hoy están siendo
victimas de este engaño. Al momento presente un gran numero de miembros y
ministros están siendo engañados con todo tipo de nuevas doctrinas. Aunque
algunos han asistido y servido en sus iglesias por muchos años, no están
espiritualmente fundados porque no han estado estudiando las Escrituras con
diligencia. Como resultado, mientras pueden pensar que son capaces de discernir
entre verdad y error, están tristemente mal equipados para reconocer estas inteligentes
y sutiles falsas doctrinas que suenan como verdaderas. Mientras deberían haber
estado entrenados y fundados en las Escrituras, no lo han estado. Ellos han
estado solamente alimentándose de la leche de la Palabra y consecuentemente se
han permanecido en un estado de infancia espiritual. Como Pablo advirtió, “Porque verdaderamente, por este tiempo ustedes debían ser
maestros, pero en lugar de esto necesitan tener a alguien que les
enseñe otra vez que son los principios iniciales de los oráculos de
Dios, y han llegado a ser aquellos en necesidad de leche, y no de comida
sólida. Porque todo el que esta participando de leche es inepto en la
palabra de justicia porque es un infante.” (Hebreos 5:12-13).
Los cristianos que no están espiritualmente maduros,
están listos para ser llevados por doquiera de todo viento de doctrina. Ellos
son como hojas secas, atrapadas en un remolino de viento, girando y dando
vueltas. Porque son inconscientes de su débil condición espiritual, es fácil atraparlos
en falsas doctrinas que parecen ser correctas pero en realidad son muy erróneas.
El engaño mas inteligente que Satanás ha inventado es la falsa doctrina que
suena benditamente cierta.
Esto es lo que los cristianos están enfrentando hoy—muchas
inteligentemente ideadas falsas doctrinas, mas aptamente llamadas fabulas o
mitos. No es suficiente simplemente proclamar que una doctrina es verdadera, o
denunciar una doctrina como falsa. Aquellos que en verdad quieren seguir a
Cristo necesitan estudiar sana doctrina y saber y entender la Verdad y porqué
es verdad. Y debemos saber y entender la falsa doctrina y porqué es falsa.
Si no somos capaces de discernir entre verdad y
error, seremos desviados del camino angosto de la Palabra de Dios que lleva a
la vida eterna. Para no seguir el camino ancho de destrucción, como muchos han
hecho, necesitamos estar estudiando con diligencia la Palabra de Dios,
siguiendo todos los principios bíblicos y reglas para discernir el verdadero
significado de las Escrituras.
Pocos cristianos piensan de si mismos como estudiantes,
pero cada verdadero cristiano es un discípulo de Jesucristo. La palabra
“discípulo” significa “aprendiz” o “estudiante”. Como estudiantes de
Jesucristo, necesitamos diariamente estudiar Sus enseñanzas. No debemos estar
siguiendo las doctrinas y tradiciones de hombres, no importa cuan autoritarias
parezcan ser. Ni tampoco debemos basar nuestras creencias en comentarios
bíblicos u otras escrituras de hombres. Debemos estrictamente seguir la Palabra
de Dios, tenemos que dividirla correctamente y poner línea sobre línea y precepto
sobre precepto. Solamente estudiando las Escrituras de esta manera podremos
llegar a un entendimiento completo de la Verdad.
Sabiendo que tenemos que comprometernos en un estudio
serio y profundo de las Escrituras, habrán preguntas sobre que versión de la
Biblia deberíamos usar, especialmente para estudio doctrinal. Varias
traducciones de las Escrituras están disponibles para nosotros hoy, y nuevas
versiones siguen siendo publicadas. Las versiones modernas pueden ser muy
atractivas porque son mas fáciles de leer que las versiones mas viejas con sus
expresiones y palabras arcaicas. Sin embargo, en estas versiones modernas generalmente
no se puede confiar para estudio doctrinal porque no siguen de cerca el texto
original. En algunas de estas versiones, miles de palabras han sido omitidas.
La versión Reina Valera es todavía la traducción más
confiable de la Biblia disponible en el idioma español. Mientras ninguna versión
de la Biblia que haya sido publicada es perfectamente precisa en todo aspecto,
los traductores de la Reina Valera tuvieron gran cuidado de seguir el texto
original. Para aquellos que buscan entender las verdaderas enseñanzas de las
Escrituras, la versión Reina Valera es altamente recomendada como la más segura
y confiable traducción disponible en el idioma español.
Al iniciar un estudio de las Escrituras de
cualquier tópico doctrinal, deberíamos examinar a fondo todo versículo y pasaje
concerniente a ese tópico. Si el significado del texto es dudoso o el fraseo en
español no es claro, puede ser necesario seguir un estudio detallado del
lenguaje original, hebreo o griego, para poder determinar el significado
preciso de las palabras originalmente inspiradas. Este método nos dará un
entendimiento claro de lo que la Biblia está en realidad enseñando y nos
permitirá llegar a un entendimiento correcto de cualquier tópico doctrinal. Los
catorce puntos para estudio bíblico listados abajo le proveerá un método
sistemático para entender todas las doctrinas esenciales de las Escrituras—aun
las mas difíciles.
Catorce puntos para estudio Bíblico
1.
Empiece con Escrituras que son
fáciles de entender.
2.
Deje que la Biblia se
interprete y pruebe a si misma. No busque lo que usted quiere probar; busque lo
que la Biblia realmente prueba.
3.
Entienda el contexto—los
versículos antes y después, los capítulos antes y después. ¿Armoniza su
entendimiento de un versículo particular con el resto de Biblia?
4.
Entienda el lenguaje original, hebreo
o griego. Nunca trate de establecer doctrina dogmática o enseñanzas usando la Concordancia
Strong. Puede ser útil por momentos, pero es extremadamente limitada.
5.
Pregunte, ¿Qué dice la
Escritura claramente?
6.
Pregunte, ¿Qué no dice la
Escritura?
7.
Pregunte, ¿A quien fue escrito
el libro?
8.
Pregunte, ¿Quién lo escribió?
9.
Pregunte, ¿Quién lo dijo?
10. Entienda el marco de tiempo en la historia cuando
el libro fue escrito.
11. No traiga sus propias suposiciones personales y nociones
preconcebidas a su entendimiento o conclusión.
12. Base su estudio en conocimiento de las Escrituras
que ya entiende. ¿Que sabe hasta este punto?
13. No forme conclusiones basadas en hechos parciales o
en información insuficiente, o en las opiniones y especulaciones de otros.
14. Opiniones personales o convicciones, no importa cuan
fuertes puedan ser, no necesariamente cuentan. La Escritura debe ser su estándar
y guía.
Esta es la aproximación completa de estudio. Cuando
empezamos un estudio de la Biblia, deberíamos siempre usar esta aproximación,
junto con oración, confiando en Dios para guiarnos con su Espíritu Santo de
Verdad. Sabemos que Él cumplirá Su promesa de guiarnos a TODA VERDAD, si
estamos buscando con diligencia entender Su Palabra.