14 reglas para estudio bíblico

 

Por

Fred R. Coulter

www.iglesiadedioscristianaybiblica.org

 

 

Nota: Todas las Escrituras han sido traducidas de The Holy Bible In Its Original Order (La Santa Biblia en Su orden Original), primera edición.

 

 

Jesucristo es el fundamento de todo entendimiento bíblico

 

Jesucristo es la coronación de gloria del plan de Dios, la expresión suprema del amor de Dios para cada individuo que Él llama. Por medio de Jesucristo y de Él solamente, el amor maravilloso de Dios será manifestado con el tiempo a toda la humanidad—pasada, presente y futura. “Porque Dios amó tanto al mundo, que dio Su único Hijo engendrado, para que todo el que crea en El no pueda morir, sino pueda tener vida eterna.” (Juan 3:16). Esta frecuentemente citada Escritura es el punto central de todo lo que Dios hace, pero pocos entienden como se aplica al entendimiento de las Escrituras.

 

Jesús dijo, “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, excepto a través de Mí.” (Juan 14:6). Toda verdad Bíblica viene de Dios el Padre por medio de Jesucristo. Para entender correctamente las Escrituras, debemos ir al Padre a través de Jesucristo, Quien es el camino, la verdad, y la vida. Es el Padre Quien nos imparte el Espíritu Santo para guiarnos en el entendimiento de Su Palabra, la cual es la Verdad (Juan 17:17).

 

Jesucristo reveló el único camino para el entendimiento Bíblico

 

Jesús claramente enseñó que es el Espíritu Santo—el Espíritu de la Verdad— el que nos habilita para llegar a un verdadero y completo entendimiento de la Palabra de Dios (Juan 16:13). Las palabras de Jesús mismo, como están registradas por el apóstol Juan, muestran que para recibir el Espíritu de la Verdad, debemos amar a Dios el Padre y a Jesucristo, y estar guardando Sus mandamientos. Cumplir estos requisitos es absolutamente esencial para cualquier individuo para recibir el Espíritu Santo y ser capaz de venir a un entendimiento correcto de las Escrituras.

 

Si me aman, guarden los mandamientos—a saber, Mis mandamientos. Y Yo pediré al Padre, y El les dará otro Consolador, para que pueda estar con ustedes a través de los siglos:… [hasta que Jesús venga]… El Espíritu de la verdad, el cual el mundo no puede recibir porque no lo percibe, ni lo conoce; pero ustedes lo conocen porque vive con ustedes, y estará dentro de ustedes..... En aquel día, ustedes sabrán que Yo estoy en Mi Padre, y ustedes están en Mí, y Yo estoy en ustedes. Quien tiene Mis mandamientos, y los está guardando, ese es quien Me ama;… [Griego o αγαπωv, “está amando”]… y quien Me ama… [Griego o αγαπωv, “está amando”]… será amado por Mi Padre, y Yo lo amaré, y Me manifestaré Yo mismo a él. Judas (no Iscariote) le dijo, ‘Señor, ¿Qué ha pasado que estas a punto de manifestarte a nosotros, y no al mundo?’ Jesús respondió y le dijo, ‘Si alguno me ama, guardará Mi palabra [el mensaje completo]…; y Mi Padre le amará, y Nosotros vendremos a él, y haremos Nuestra morada con él. Quien no Me ama, no guarda Mis palabras; y la palabra [el mensaje completo]… que ustedes escuchan no es Mía, sino del Padre, Quien Me envió.” (Juan 14:15-17,20-24).

 

Estas palabras de Jesucristo revelan la relación espiritual amorosa y personal de Dios el Padre y Jesucristo con cada verdadero cristiano. Estas palabras también revelan la obediencia sincera que Dios el Padre requiere de todos los que profesan amar y creer en Jesucristo. Ésta enseñanza es el punto central del amor que Dios el Padre nos da a través de Su Hijo, y el amor que nosotros, como verdaderos creyentes en Jesucristo, mostramos hacia Dios. Este es el camino diario de vida para un cristiano verdadero. ¡Si amamos a Jesucristo, estaremos guardando Sus mandamientos, y esos mandamientos vienen de Dios el Padre!

 

No muchos de los que declaran ser cristianos, ya sean ministros o laicos, están viviendo en obediencia a todos los mandamientos de Dios. Jesús dio esta advertencia para aquellos que estarían usando Su nombre y reclamando Sus promesas y bendiciones, profesando ser Sus seguidores y maestros de la Palabra, pero que no estarían guardando los mandamientos de Dios: “No todo el que me dice, ‘Señor, Señor,’ entrará en el reino del cielo; sino aquel que esta haciendo la voluntad de Mi Padre, Quien está en el cielo. Muchos me dirán en aquel día, ‘Señor, Señor, ¿No profetizamos por medio de Tu nombre? Y ¿No echamos demonios por medio de Tu nombre? Y ¿No hicimos muchas obras de poder por medio de Tu nombre?’ Y entonces les confesaré, ‘Nunca los conocí. Apártense de Mí, ustedes quienes obran ilegalidad.’ ” (Mateo 7:21-23).

 

La palabra “ilegalidad” es una traducción de la palabra Griega αvoμoς, anomos, que significa contra la ley, o en contra de la ley y de la observancia del mandamiento. Ésta clase de pseudo cristianismo, la cual usa el nombre de Jesús pero rechaza hacer la voluntad de Dios, no es aceptada por Dios el Padre y Jesucristo. El resultado de éste pseudo cristianismo es muerte, no vida eterna. Y muchos, una vasta mayoría de gente, están siguiendo el camino ancho que lleva a la muerte—exactamente como Jesús dijo (Mateo 7:13-14).

 

Aquellos que están enseñando y practicando un pseudo cristianismo sin ley, están haciendo exactamente lo contrario de lo que Jesús dijo de aquellos que Lo aman: “Si me aman, guarden los mandamientos—a saber, Mis mandamientos.” (Juan 14:15). El que verdaderamente ama a Jesucristo estará guardando Sus mandamientos—sí, cada una de Sus palabras, las cuales Él recibió de Dios el Padre. Este es el estándar por el cual podemos identificar a aquellos que aman a Dios y los que no.

 

Cada mandamiento que Dios ha dado está basado en el amor. Aquí está el mandamiento mas grande de todos: “ ‘AMARÁS al Señor tu Dios con TODO TU CORAZÓN, y con TODA TU ALMA, y con TODA TU MENTE.’ Este es el PRIMERO y MÁS GRANDE mandamiento; y el segundo es como este: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo.’ De estos dos mandamientos PENDE TODA LA LEY Y LOS PROFETAS.” (Mateo 22:37-40). Sin estos dos mandamientos, no habría ley, ni habría profetas, ni habría pactos, antiguo o nuevo. ¡TODO LO QUE DIOS HACE ES BASADO EN EL AMOR!

 

El apóstol Juan expresa el amor de Dios claramente en su primera epístola: “Amados, deberíamos amarnos unos a otros porque el amor es de Dios; y todo el que ama… [Griego o αγαπωv, “está amando”]… ha sido engendrado por Dios, y conoce a Dios. Aquel que no ama no conoce a Dios porque DIOS ES AMOR. En esta manera el amor de Dios fue manifestado hacia nosotros: que Dios envió Su único Hijo engendrado al mundo, para que pudiéramos vivir a través de El. En este acto esta EL AMOR—no que nosotros amamos a Dios; sino, que El nos amó y envió a Su Hijo para ser la propiciación por nuestros pecados... Y hemos conocido y hemos creído el amor que Dios tiene hacia nosotros. DIOS ES AMOR, y aquel que vive en amor esta viviendo en Dios, y Dios en él.” (I Juan 4:7-10, 16).

 

Esta es la actitud de amor, fe y obediencia que debemos mostrar hacia Dios el Padre y Jesucristo para entender la Palabra de Dios. ¡Sin este amor por Dios y Su Verdad, un entendimiento completo de las Escrituras nunca puede ser alcanzado!

 

Cinco claves vitales para entender la palabra de Dios

 

Además de una actitud de amor, fiel y obediente hacia Dios, hay cinco principios mayores que son esenciales para un entendimiento correcto de las Escrituras. Estas claves vitales para el entendimiento deben ser siempre guardadas en mente cuando estudiamos la Palabra de Dios.

 

·                 La primera clave vital es esta: “Toda la Escritura es respirada por Dios y es útil para doctrina, para convicción, para corrección, para instrucción en justicia; para que el hombre de Dios pueda ser completo, totalmente equipado para toda buena obra.” (II Timoteo 3:16-17).

 

Muchos de los que profesan estudiar la Biblia, desechan completamente este principio vital. En vez de buscar la verdad de la Escritura, buscan versículos que parezcan soportar sus creencias personales, e ignoran los versículos que claramente contradicen sus creencias. Esta aproximación para estudiar nunca puede guiar al entendimiento porque niega que toda parte de la Escritura es respirada por Dios. Aquellos que usan esta aproximación están exaltando sus propias creencias por encima de la autoridad de la Escritura.

 

Cuando estudiamos las Escrituras, debemos siempre ser cuidadosos de buscar el significado verdadero de las palabras que fueron respiradas por Dios. Ningún estudio de las Escrituras debería ser diseñado para soportar la posición de un comité doctrinal, o para justificar una doctrina tradicional de la iglesia, o para “probar” una interpretación personal de las Escrituras. Ninguno de estos motivos es aceptable. Y si estos motivos están envueltos, por cualquier razón, ¿creemos que Dios pasa por alto tan engañoso uso de Su Palabra? Si pensamos que podemos engañar a Dios, solamente nos estamos engañando a nosotros mismos.

 

No seamos culpables de tal actitud presuntuosa y de auto justicia hacia la Palabra de Dios. Más bien, dejemos humildemente que las palabras inspiradas de las Escrituras nos corrijan y nos enseñen en la verdadera justicia de Jesucristo.

 

·                 La segunda clave vital para el entendimiento de las Escrituras es claramente enseñado en Isaías 28: “¿A quien Él le enseñará conocimiento? Y ¿A quien Él hará entender doctrina? A Aquellos que son destetados de la leche y retirados del pecho [eso es, enteramente fundado en la Palabra de Dios y no un cristiano espiritualmente inmaduro alimentándose solamente de la leche de la Palabra]… Porque el precepto debe ser sobre el precepto, precepto sobre precepto; línea sobre línea, línea sobre línea; aquí un poquito, allá un poquito;” (Isaías 28:9-10).

 

El libro de Isaías nos dice que para entender doctrina, debemos estudiar las Escrituras línea sobre línea, y precepto sobre precepto. Así es exactamente como debemos estudiar cada asunto doctrinal. ¡El Nuevo Testamento confirma ésta aproximación para entender la Palabra de Dios y establecer sana doctrina! “Estudia diligentemente para mostrarte a ti mismo aprobado a Dios, un obrero… [en la Palabra de Dios]… que no necesita ser avergonzado, dividiendo correctamente… [correctamente separando—precepto sobre precepto, y línea sobre línea]… la Palabra de la verdad” (II Timoteo 2:15).

 

Para llegar al conocimiento de la Verdad, debemos siempre seguir el método de estudio esbozado en la Biblia—“dividiendo correctamente” o “separando correctamente” la Palabra de Dios. ¡Cualquier otro tipo de estudio es inútil y vano! Como Pablo instruyó a Timoteo, “Mira que ellos permanezcan atentos a estas cosas, pidiéndoles sinceramente a la vista del Señor no pleitear sobre palabras que no son provechosas en ninguna forma, sino que llevan al trastorno de aquellos que oyen.” (II Timoteo 2:14).

 

¡Esto es exactamente lo que muchos ministros y eruditos han hecho en sus enseñanzas doctrinales porque no han dividido correctamente la Palabra de Dios! Congregaciones enteras han sido corrompidas por luchas y disputas sobre el significado de palabras claves que son usadas en la Escritura. Algunos maestros y ministros incluso se han ocupado en redefinir palabras—adicionando sus propias interpretaciones personales y rechazando las definiciones de autoridad que se encuentran en los léxicos Hebreo y Griego. Cualquiera que promueve tales prácticas está “usando la ley ilegalmente,” como Pablo dijo, y terminará enseñando falsas doctrinas satánicas, que trastornan las mentes de sus seguidores. Infortunadamente,  el paisaje de la historia religiosa esta lleno de cuerpos de gente que ha enseñado falsas doctrinas, y cuerpos de gente que ha aceptado sus enseñanzas. Solamente aprendiendo a dividir correctamente la Palabra de Dios seremos capaces de reconocer y resistir estas falsas doctrinas.

 

·                 La tercera clave vital para entender las Escrituras se encuentra en la segunda epístola de Pedro, donde leemos, “Sabiendo esto primero… [Griego protos—significa primario, o cosa primera y principal]… que ninguna profecía de la Escritura se originó como interpretación privada propia de alguien; porque la profecía no fue traída en ningún momento por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron como fueron movidos por el Espíritu Santo.” (II Pedro 1:20-21).

 

En el mundo de hoy, encontramos muchos pseudo maestros que están torciendo las Escrituras y engañosamente usando sus propias interpretaciones personales para persuadir a otros a creer sus falsas doctrinas. Para apoyar sus enseñanzas, pueden citar numerosas Escrituras. Para sus oyentes, tales enseñanzas suenan que tienen autoridad, pero la forma en que aplican las Escrituras expone su astucia. Están usando los mismos métodos sutiles de engaño que usa Satanás el diablo.

 

¡Sí, incluso Satanás el diablo cita la Escritura! Cuando Jesucristo estaba siendo tentado por el diablo en persona, Satanás no dudó en citar las Escrituras. “Y le dijo, ‘Si eres el Hijo de Dios, échate Tu mismo abajo; porque esta escrito “El mandará Sus ángeles concerniente a Ti, y ellos Te llevarán en sus manos, no sea que hieras Tu pie contra una piedra.” ’ ” (Mateo 4:6, Salmo 91:11-12).

 

Satanás correctamente citó esta Escritura, pero la mal aplicó en un esfuerzo astuto de tentar a Jesús a saltar desde el pináculo del templo. Jesús resistió el engaño de Satanás aplicando correctamente las Escrituras. Él dijo, “De nuevo, está escrito, ‘No tentarás al Señor tu Dios” (Mateo 4:7).

 

¿Cuál es la lección para nosotros de este registro? Es esta: ¡Aquellos quienes citan las Escrituras correctamente, pero tuercen y mal aplican el significado, están siguiendo a Satanás—no sirviendo a Dios! Este ejemplo está registrado en la Escritura como una advertencia para que nosotros estemos alerta. El hecho que un ministro o maestro pueda citar continuamente las Escrituras no garantiza que está enseñando la verdad. ¡LA ESCRITURA QUE ES CITADA PRECISAMENTE ES A MENUDO MAL APLICADA PARA ENSEÑAR FALSAS DOCTRINAS!

 

Verdaderos siervos de Dios no usan tales tácticas engañosas. El apóstol Pablo escribió de su ministerio, “Porque hemos renunciado personalmente a las cosas escondidas de ganancia deshonesta, no caminando en mañosa astucia… [es decir, teniendo una agenda escondida]… ni manipulando la Palabra de Dios engañosamente… [falsamente aplicando las Escrituras]…; sino por manifestación de la verdad, nos estamos encomendando nosotros mismos a toda conciencia de hombre delante de Dios.” (II Corintios 4:2).

 

Aquellos que están verdaderamente sirviendo a Dios no usarán la Escritura engañosamente para promover sus propias ideas e interpretaciones personales. Ellos buscaran entender y enseñar el verdadero significado de las palabras que Dios inspiró por el poder de Su Santo Espíritu.

 

·                 La cuarta clave vital para entender las verdaderas enseñanzas de la Escritura es encontrada en las instrucciones de Pablo a los creyentes en Tesalónica: “Prueba todas las cosas. Reten aquello que es bueno.” (I Tesalonicenses 5:21).

 

El mandato de “probar todas las cosas” es una responsabilidad de toda la vida para todo verdadero creyente. Nosotros, como cristianos individuales, debemos estar probando continuamente cada enseñanza que leemos o escuchamos estudiando cuidadosamente las Escrituras. Los Bereanos fueron elogiados porque diligentemente buscaban en las Escrituras: “Estos eran más nobles que aquellos en Tesalónica… [los judíos incrédulos, quienes inmediatamente rechazaron las enseñanzas del apóstol Pablo de que Cristo fue resucitado de los muertos]… porque recibieron… [los de Berea]… la Palabra con toda disposición de mente y examinaron las Escrituras diariamente para ver si estas cosas eran así.” (Hechos 17:11).

 

Este registro en el libro de Hechos revela que los Bereanos estaban estudiando diligentemente las Escrituras para probar si las cosas que habían oído eran verdad o no. No reaccionaron con emoción ciega o rechazaron considerar las enseñanzas de Pablo. Sino que, cuidadosamente examinaron las Escrituras y probaron por si mismos que Pablo estaba, en efecto, predicando el verdadero mensaje de Dios.

 

Nosotros, como los Bereanos, debemos buscar diligentemente y examinar las Escrituras para discernir la verdadera doctrina de la falsa doctrina. Mientras apliquemos nuestras mentes para este propósito, llegaremos a ser diestros en usar las Escrituras—ya no mas alimentándonos de la “leche” de la Palabra sino capaces de manejar “alimento sólido”. Si no ejercitamos nuestras mentes y aprendemos a discernir entre verdad y error, no llegaremos a ser cristianos espiritualmente maduros. “Porque todo el que esta participando de leche es inepto en la palabra de justicia porque es un infante. Pero la comida sólida es para aquellos que están complemente crecidos, quienes a través de repetida práctica han tenido sus sentidos entrenados para discernir entre bien y mal.” (Hebreos 5:13-14).

 

Demasiados cristianos han permanecido como niños espirituales porque han transferido su responsabilidad dada por Dios de discernir entre verdad y error a un ministro o a un comité de iglesia. Sus ministros les han dicho que ellos, el laicado, son incapaces de entender las Escrituras y deben someterse a las decisiones doctrinales de sus líderes de iglesia, quienes solamente pueden interpretar las Escrituras. Pero nunca fue la intención de Dios que nosotros, como creyentes individuales, ubiquemos nuestra confianza en líderes humanos que reclaman tener la autoridad para establecer doctrina. Los cristianos que hacen esto se han hecho a sí mismos susceptibles a un engaño doloroso. Han olvidado las muchas advertencias a través del Nuevo Testamento para estar alerta contra los falsos maestros y falsos apóstoles que hacen pretensión de servir a Dios. El apóstol Pablo advirtió, “Porque se esto: que tras mí partida lobos crueles entrarán entre ustedes, no escatimando el rebaño; y de entre sus mismos propios hombres se levantarán hablando cosas perversas para apartar discípulos tras ellos mismos.” (Hechos 20:29-30).

 

Igualmente, el apóstol Pedro fuertemente advirtió a los hermanos. “Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como en verdad habrán falsos maestros entre ustedes, que sigilosamente introducirán herejías destructivas, negando personalmente al Señor que los compró, y trayendo rápida destrucción sobre si mismos. Y mucha gente seguirá sus caminos destructivos; y a causa de ellos, el camino de la verdad será blasfemado. También, a través de insaciable codicia los explotarán con mensajes tentadores para obtener ganancia; para quienes el juicio antiguo esta en completa vigencia, y su destrucción siempre esta observando.” (II Pedro 2:1-3).

 

Exactamente como fue advertido por Pablo y Pedro, muchos cristianos en las iglesias del Nuevo Testamento fueron corrompidas y alejadas de las verdaderas doctrinas de las Escrituras porque descuidaron el “probar todas las cosas” y no examinaron y comprobaron las enseñanzas de estos falsos apóstoles. Pero la iglesia en Efeso no se olvidó de las advertencias y avisos de Pablo y Pedro, y de los otros verdaderos apóstoles. En el libro de Apocalipsis, Jesucristo elogió a los creyentes de Efeso porque examinaron y probaron a aquellos que falsamente reclamaban ser apóstoles y los encontraron ser mentirosos. “Conozco tus obras, y tu trabajo, y tu resistencia, y que no puedes soportar a aquellos que son malos; y que probaste a aquellos que se proclaman a si mismos ser apóstoles, pero no lo son, y los encontraste mentirosos.” (Apocalipsis 2:2).

 

Ya que estos falsos apóstoles profesaban ser ministros de Jesucristo, podemos estar seguros que ellos citaban las Escrituras. Sus falsas doctrinas debieron haber sonado muy autoritarias y muy convincentes, porque ellos lograron socavar la fe de muchos cristianos del Nuevo Testamento. ¿Cómo fue que la iglesia de Efeso pudo resistir un engaño tan poderoso? Si los hermanos de Efeso no hubiesen estado ejerciendo sus mentes para discernir entre verdad y error, ellos no hubiesen reconocido estos hombres como falsos apóstoles. Pero como los hermanos en Efeso eran hábiles en el uso de las Escrituras, ellos pudieron discernir que esos hombres no estaban enseñando las verdaderas doctrinas de Jesucristo.

 

Como los hermanos de Efeso, los cristianos de hoy tienen que estar constantemente alerta contra falsos ministros cuyas enseñanzas suenan escriturales pero en realidad son perversiones de las verdaderas doctrinas de las Escrituras. Es nuestra responsabilidad personal como cristianos, comprobar y examinar las enseñanzas de todo ministro, maestro o erudito por medio de un cuidadoso examen de las Escrituras. Al seguir el mandato escritural de “examinarlo todo” podremos aprender a reconocer y rechazar la falsa doctrina, y podremos mantenernos firmes en las verdaderas doctrinas de Jesucristo.

 

·                 La quinta clave vital que debemos recordar cuando estudiamos las Escrituras es que tenemos que ser guiados por el Espíritu Santo. La Palabra de Dios es llamada la Palabra de Verdad. Además, es el Espíritu de la Verdad, el Espíritu Santo, el que nos enseña todas las cosas. La Biblia nos enseña que el Espíritu Santo trabaja junto con la Palabra de Verdad para darnos el entendimiento que Dios quiere que tengamos. Jesús dijo, “Pero cuando el Consolador venga, el Espíritu Santo, el cual el Padre enviará en Mi nombre, ese les enseñará TODAS LAS COSAS, y les traerá a su memoria todas las cosas que les he dicho.” (Juan 14:26). Esta es la promesa que Jesús le da a todos que se arrepienten y son convertidos en sus corazones y mentes por el Espíritu Santo.

 

No es posible para la mente humana no convertida—la cual es engañosa sobre toda las cosas (Jeremías 17:9)—llegar al conocimiento de la Verdad de Dios. De hecho, la mente carnal es enemiga (esto es, hostil) hacia Dios y no está dispuesta a ser sometida a las leyes de Dios (Romanos 8:7). La Palabra de Verdad y el Espíritu de Verdad no pueden trabajar mano a mano con la mente carnal de engaño. No importa cuan grande pueda ser el intelecto, la Verdad de Dios no es entendida a través de sabiduría humana y razonamiento. Es solamente por el Espíritu de Dios que la Palabra de Dios puede ser entendida.

 

Pablo enseñó que no es por razonamiento humano o intelecto que podemos llegar a un entendimiento de la Verdad, sino a través del ESPÍRITU DE DIOS. “Pero de acuerdo a como esta escrito, ‘El ojo no ha visto, ni el oído ha oído, ni han entrado al corazón del hombre, cosas las cuales Dios ha preparado para aquellos que lo aman.’ Pero Dios nos las ha revelado por Su Espíritu, PORQUE EL ESPÍRITU EXAMINA TODAS LAS COSAS—INCLUSO LAS COSAS PROFUNDAS DE DIOS. Porque ¿Quién entre los hombres entiende las cosas del hombre excepto por el espíritu del hombre el cual esta en él? En la misma manera también, nadie entiende las cosas de Dios excepto por el Espíritu de Dios…  tales cosas también hablamos, no en palabras enseñadas por sabiduría humana, sino en palabras enseñadas por el Espíritu Santo para comunicar cosas espirituales por medios espirituales. Pero el hombre natural… [la mente carnal sin el Espíritu Santo de Dios]… no recibe las cosas del Espíritu de Dios; porque son tonterías para él, y NO PUEDE ENTENDERLAS PORQUE SON DISCERNIDAS ESPIRITUALMENTE.” (I Corintios 2:9-14).

 

¡Sin el Espíritu de Dios, ningún ser humano—no importa cuan inteligente sea—puede entender la Palabra de Dios! Incluso individuos que han recibido el Espíritu Santo de Dios son asediados por obstáculos que pueden guardarlos de llegar a un entendimiento completo de la verdad. Demasiados cristianos han sido atrapados en la política de religión, o la estructura de poder en una jerarquía eclesiástica, o las doctrinas aprobadas de su iglesia, o se han sometido a una autoridad de iglesia la cual es invención de hombres, o han ciegamente aceptado las enseñanzas de eruditos, y no son capaces de estudiar con mente abierta y completamente entender la verdad espiritual de la Palabra de Dios.

 

El Espíritu Santo no puede guiarnos a toda la verdad a menos que con diligencia estudiemos las Escrituras con una mente libre de prejuicios, no impedido por las ideas y doctrinas de hombres. Los cristianos que confían en la autoridad de los hombres en vez de las Escrituras son presa fácil de ministros y maestros los cuales profesan servir a Dios pero no están obedeciendo Sus mandamientos y no enseñan la Verdad.

 

Una advertencia terrible contra el desobediente y aquellos

que enseñan falsas doctrinas

 

El libro de Deuteronomio contiene una profecía sobre el ministerio de Jesucristo junto con una advertencia terrible contra aquellos que rehúsan obedecer Sus palabras y que enseñan falsas doctrinas en Su nombre: “Yo les levantaré un Profeta… [Jesucristo]… de entre sus hermanos, uno como tú… [Moisés]…, y pondré Mis palabras en Su boca. Y Él les hablará todo lo que Yo le mande. Y sucederá, cualquier cosa que el hombre no escuche a Mis palabras… [escuchar atentamente y obedecer]… las cuales Él hablará en Mi nombre, Yo lo exigiré de él… [lo hará responsable hacia juicio].” (Deuteronomio 18:18-19). ¡Está advertencia se aplica a cada ser humano, pero particularmente a aquellos que profesan seguir a Jesucristo!

 

El siguiente versículo pronuncia un juicio aun mas severo sobre aquellos que son maestros, o se declaran ser maestros de la Palabra de Dios. Note la advertencia de Dios: “Pero el profeta… [cualquiera que esté enseñando]… que presuma hablar una palabra en Mi nombre la cual no le he ordenado hablar o quien hable en el nombre de otros dioses… [falsas doctrinas encajadas como enseñanzas verdaderas de Dios]…, incluso ese profeta morirá. ” (versículo 20).

 

         ¡Jesús mismo, el Profeta que vendría, repitió la misma advertencia! “Pero si cualquiera oye Mis palabras y no cree… [para obedecer]…, Yo no lo juzgo; porque no vine… [en ese momento]… a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo. Aquel que Me rechace y no reciba Mis palabras tiene uno que lo juzga; la palabra… [el mensaje entero—todas las palabras de Jesús]… la cual he hablado, esa lo juzgará en el último día. Porque no he hablado de Mi mismo… [no enseñó nada de Su propia iniciativa]…; sino el Padre, Quien Me envió, Me ordenó Él mismo, lo que debería decir y lo que debería hablar. Y se que Su mandamiento es vida eterna…’ ” (Juan 12:47-50).

 

Dios mismo inspiró a Jesucristo a hablar estas palabras y las hizo preservadas para nosotros hoy. Cualquiera que con una actitud presuntuosa se levante contra Dios y Su Palabra, mal aplicando las Escrituras y enseñando falsas doctrinas, ya tiene el juicio de Dios pronunciado contra él. Hoy, las iglesias de Dios—y todos los que profesan ser Cristianos en el mundo— están siendo asaltados con falsas enseñanzas. Estas enseñanzas están siendo recibidas y aceptadas porque la gente no puede soportar la sana doctrina. Ellos no pueden sentarse quietos y escuchar las palabras sanas de Jesucristo.

 

Esta condición espiritual decadente fue profetizada por el apóstol Pablo: “Porque vendrá un tiempo… [y el tiempo es ahora]… cuando ellos no tolerarán… [no estarán deseosos de escuchar]… la sana doctrina; sino de acuerdo a sus propias lujurias acumularán para si mismos un gran numero de maestros, teniendo picazón de oídos por oír lo que satisfaga sus antojos; y alejarán sus propios oídos de la verdad… [la Palabra de Dios es Verdad]…; y serán desviados hacia mitos… [falsas doctrinas engañosas].” (II Timoteo 4: 3-4).

 

Muchos en las iglesias de Dios hoy están siendo victimas de este engaño. Al momento presente un gran numero de miembros y ministros están siendo engañados con todo tipo de nuevas doctrinas. Aunque algunos han asistido y servido en sus iglesias por muchos años, no están espiritualmente fundados porque no han estado estudiando las Escrituras con diligencia. Como resultado, mientras pueden pensar que son capaces de discernir entre verdad y error, están tristemente mal equipados para reconocer estas inteligentes y sutiles falsas doctrinas que suenan como verdaderas. Mientras deberían haber estado entrenados y fundados en las Escrituras, no lo han estado. Ellos han estado solamente alimentándose de la leche de la Palabra y consecuentemente se han permanecido en un estado de infancia espiritual. Como Pablo advirtió, “Porque verdaderamente, por este tiempo ustedes debían ser maestros, pero en lugar de esto necesitan tener a alguien que les enseñe otra vez que son los principios iniciales de los oráculos de Dios, y han llegado a ser aquellos en necesidad de leche, y no de comida sólida. Porque todo el que esta participando de leche es inepto en la palabra de justicia porque es un infante.” (Hebreos 5:12-13).

 

Los cristianos que no están espiritualmente maduros, están listos para ser llevados por doquiera de todo viento de doctrina. Ellos son como hojas secas, atrapadas en un remolino de viento, girando y dando vueltas. Porque son inconscientes de su débil condición espiritual, es fácil atraparlos en falsas doctrinas que parecen ser correctas pero en realidad son muy erróneas. El engaño mas inteligente que Satanás ha inventado es la falsa doctrina que suena benditamente cierta.

 

Esto es lo que los cristianos están enfrentando hoy—muchas inteligentemente ideadas falsas doctrinas, mas aptamente llamadas fabulas o mitos. No es suficiente simplemente proclamar que una doctrina es verdadera, o denunciar una doctrina como falsa. Aquellos que en verdad quieren seguir a Cristo necesitan estudiar sana doctrina  y saber y entender la Verdad y porqué es verdad. Y debemos saber y entender la falsa doctrina y porqué es falsa.

 

Si no somos capaces de discernir entre verdad y error, seremos desviados del camino angosto de la Palabra de Dios que lleva a la vida eterna. Para no seguir el camino ancho de destrucción, como muchos han hecho, necesitamos estar estudiando con diligencia la Palabra de Dios, siguiendo todos los principios bíblicos y reglas para discernir el verdadero significado de las Escrituras.

 

Pocos cristianos piensan de si mismos como estudiantes, pero cada verdadero cristiano es un discípulo de Jesucristo. La palabra “discípulo” significa “aprendiz” o “estudiante”. Como estudiantes de Jesucristo, necesitamos diariamente estudiar Sus enseñanzas. No debemos estar siguiendo las doctrinas y tradiciones de hombres, no importa cuan autoritarias parezcan ser. Ni tampoco debemos basar nuestras creencias en comentarios bíblicos u otras escrituras de hombres. Debemos estrictamente seguir la Palabra de Dios, tenemos que dividirla correctamente y poner línea sobre línea y precepto sobre precepto. Solamente estudiando las Escrituras de esta manera  podremos llegar a un entendimiento completo de la Verdad.

 

Sabiendo que tenemos que comprometernos en un estudio serio y profundo de las Escrituras, habrán preguntas sobre que versión de la Biblia deberíamos usar, especialmente para estudio doctrinal. Varias traducciones de las Escrituras están disponibles para nosotros hoy, y nuevas versiones siguen siendo publicadas. Las versiones modernas pueden ser muy atractivas porque son mas fáciles de leer que las versiones mas viejas con sus expresiones y palabras arcaicas. Sin embargo, en estas versiones modernas generalmente no se puede confiar para estudio doctrinal porque no siguen de cerca el texto original. En algunas de estas versiones, miles de palabras han sido omitidas.

 

La versión Reina Valera es todavía la traducción más confiable de la Biblia disponible en el idioma español. Mientras ninguna versión de la Biblia que haya sido publicada es perfectamente precisa en todo aspecto, los traductores de la Reina Valera tuvieron gran cuidado de seguir el texto original. Para aquellos que buscan entender las verdaderas enseñanzas de las Escrituras, la versión Reina Valera es altamente recomendada como la más segura y confiable traducción disponible en el idioma español.

 

Al iniciar un estudio de las Escrituras de cualquier tópico doctrinal, deberíamos examinar a fondo todo versículo y pasaje concerniente a ese tópico. Si el significado del texto es dudoso o el fraseo en español no es claro, puede ser necesario seguir un estudio detallado del lenguaje original, hebreo o griego, para poder determinar el significado preciso de las palabras originalmente inspiradas. Este método nos dará un entendimiento claro de lo que la Biblia está en realidad enseñando y nos permitirá llegar a un entendimiento correcto de cualquier tópico doctrinal. Los catorce puntos para estudio bíblico listados abajo le proveerá un método sistemático para entender todas las doctrinas esenciales de las Escrituras—aun las mas difíciles.

 

Catorce puntos para estudio Bíblico

 

1.     Empiece con Escrituras que son fáciles de entender.

2.     Deje que la Biblia se interprete y pruebe a si misma. No busque lo que usted quiere probar; busque lo que la Biblia realmente prueba.

3.     Entienda el contexto—los versículos antes y después, los capítulos antes y después. ¿Armoniza su entendimiento de un versículo particular con el resto de Biblia?

4.     Entienda el lenguaje original, hebreo o griego. Nunca trate de establecer doctrina dogmática o enseñanzas usando la Concordancia Strong. Puede ser útil por momentos, pero es extremadamente limitada.

5.     Pregunte, ¿Qué dice la Escritura claramente?

6.     Pregunte, ¿Qué no dice la Escritura?

7.     Pregunte, ¿A quien fue escrito el libro?

8.     Pregunte, ¿Quién lo escribió?

9.     Pregunte, ¿Quién lo dijo?

10.  Entienda el marco de tiempo en la historia cuando el libro fue escrito.

11.  No traiga sus propias suposiciones personales y nociones preconcebidas a su entendimiento o conclusión.

12.  Base su estudio en conocimiento de las Escrituras que ya entiende. ¿Que sabe hasta este punto?

13.  No forme conclusiones basadas en hechos parciales o en información insuficiente, o en las opiniones y especulaciones de otros.

14.  Opiniones personales o convicciones, no importa cuan fuertes puedan ser, no necesariamente cuentan. La Escritura debe ser su estándar y guía.

 

Esta es la aproximación completa de estudio. Cuando empezamos un estudio de la Biblia, deberíamos siempre usar esta aproximación, junto con oración, confiando en Dios para guiarnos con su Espíritu Santo de Verdad. Sabemos que Él cumplirá Su promesa de guiarnos a TODA VERDAD, si estamos buscando con diligencia entender Su Palabra.